Sentir un ligero cansancio después de comer es algo habitual en algunas personas. Hasta la fecha, este efecto se atribuía al desgaste energético que nuestro cuerpo sufre al realizar la digestión. Un origen que ahora está en entredicho. El pasado mes de junio, el científico Denis Burdakov y su equipo, en nombre de la Universidad de Manchester, Reino Unido, emprendieron una investigación para determinar las causas definitivas de este síntoma. Y por fin han sido desveladas.
¿Quién es el culpable?
Los resultados del estudio sugieren que un pequeño incremento en los niveles de glucosa en la sangre afecta significativamente a la actividad de la neurona encargada de producir orexinas. Estas son un tipo de proteína que tiene como función principal mantenernos en alerta. De esta forma, si la glucosa reduce la cantidad de orexinas en nuestro organismo, también desencadena una sensación de adormecimiento.
Comida de restaurante / CREATIVE COMMONS
Según el propio Denis Burdakov, este efecto está relacionado con la teoría de la evolución: "Sería ventajoso para los animales suprimir la tendencia al consumo energético tras la obtención de alimento, para que las calorías durasen tanto como fuera posible", explica en el estudio. Asimismo, no todos los alimentos influyen de la misma manera. Las sustancias ricas en grasas y carbohidratos son las que incrementan la fatiga y el cansancio. El efecto contrario a los ingredientes altos en proteínas.
Alimentos que debemos evitar
Además de evitar dichos compuestos, los expertos recomiendan no ingerir bebidas alcohólicas o café durante la comida, y mantener una rutina del sueño que oscile entre las 7 y 8 horas. Otro consejo importante es tomar un desayuno completo para establecer el nivel de energía adecuado desde primera hora de la mañana. También comer ligero y hacer alguna colación a media tarde, así mantendrás el nivel de glucosa equilibrado durante todo el día.
Niña durmiendo en un banco / CREATIVE COMMONS
Entre los alimentos que debes sortear se encuentran los refrescos, las mermeladas, la pasta, el arroz blanco, la patata o la mantequilla. Sustitúyelos por frutas, verduras, cereales de grano integral o métodos de cocción como el horno o la plancha. Y cuida siempre la cantidad de aderezos que incluyes en la comida.