Juan Cortés no estuvo solo el 12 de enero cuando, presuntamente, prendió fuego a la cabaña en la que vivía Juan Pita, el padre de su exnovia. Pita murió calcinado.
A Cortés le acompañaban un tal Jaro, Jarillo para los más íntimos, y otro amigo al que conocen en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) como Camarón.
Todo hace indicar que Cortés cumplió sus amenazas: sólo horas antes de prender fuego a la cabaña habitada por Pita en Santa Perpètua, había contactado a través del Whatsapp con su exnovia, que permanecía custodiada en un centro de acogida para mujeres maltratadas tras haber sido víctima en los últimos meses de diversas y brutales palizas por parte de él. Cortés le dijo que mataría a Pita si ella no volvía.
Amenaza cumplida
Andrea pensó que aquellas amenazas eran una bravuconada, pero se equivocó: aquella noche de enero, Cortés, Jaro y Camarón se conjuraron para cumplir lo anunciado. Camarón conducía el coche que llevó a Juan Cortés y a Jaro a las inmediaciones de la cabaña.
Y allí se consumó el crimen.
Andrea y su abuela (la madre de Pita) se enteraron al día siguiente de la terrible noticia.
Grabación delatadora
La grabación de una conversación mantenida por Camarón y Jaro demuestra que efectivamente ambos están de una u otra forma relacionados con ese incendio. En dicha conversación, a la que ha tenido acceso Crónica Global, Camarón le recuerda a Jaro: “Tú estabas allí, con el Cortés, acuérdate”.
Jaro, ostensiblemente nervioso, trata de quitarse de encima el muerto y le propone un pacto de silencio. En un momento dado de la conversación que aporta este medio digital y que forma parte del sumario que instruyen los juzgados de Sabadell, Jaro reconoce que su participación se ciñó “a quemar un trapo al lado de la cabaña”.
“La boca cerrada”
Camarón le dice que “cada uno se coma lo suyo”.
De dicha conversación se desprende que Camarón se quedó alejado de la zona, sin tener un papel activo en el incendio y que Jaro y Cortés fueron los autores materiales. “Tendré la boca cerrada, yo no soy un chivato”, insiste una y otra vez Jaro ante las amenazas de Camarón”.
De la audición de esta conversación se desprende de forma inequívoca que los tres están relacionados con los hechos, que, efectivamente, se produjo el incendio de forma intencionada y que hicieron lo posible para eludir o disimular sus responsabilidades.