Con la llegada del buen tiempo, los planes al aire libre comienzan a aflorar. Paseos en bicicleta, una mañana de tapeo bajo el sol, una sesión de rayos en la playa más cercana... Las posibilidades son infinitas. Sin embargo, una idea resalta sobre el resto.
Los mercadillos callejeros se alzan como el destino predilecto de los buscadores de tesoros. Una tradición que en Barcelona dura ya varias generaciones y que no parece tener un final próximo, convirtiendo la ciudad en uno de los grandes referentes mundiales en dicha materia.
Lo alternativo está de moda
Uno de los puntos con mayor encanto es el Mercat Gòtic, ubicado en el barrio Gòtic, muy cerca de la plaza de la Catedral. Este mercadillo especializado en antigüedades es una auténtica delicia. Tan solo cuenta con una treintena de puestos, donde es posible encontrar todo lo que alcance tu imaginación. Desde libros y fotografías antiguas, pasando por artículos de decoración, hasta juguetes con décadas a sus espaldas.
Otra buena alternativa es Palo Alto Market. Se celebra el primer fin de semana de cada mes en la calle de los Pellaires. Un lugar de ensueño con conciertos en directo, ropa de segunda mano, muebles vintage y los food trucks más suculentos de la ciudad.
Precio y calidad
En cambio, si el precio es tu máxima prioridad, Two Market es la mejor opción. Su finalidad es muy distinta a la del resto de mercadillos. Cualquier persona que asista puede vender, intercambiar o comprar los objetos que allí se encuentren. Por este motivo es una de las ferias más baratas de Barcelona. Un concepto similar al del mercado de segunda mano On the Garage, donde también puedes canjear todas aquellas posesiones que ya no utilices.
No obstante, no todo consiste en comprar y vender. También existen mercados gastronómicos de gran acogida en la ciudad. Comida tradicional, gourmet, internacional... Todo lo que te apetezca lo encontrarás en All Those Food Market y Van Van Market, dos ferias hechas por y para los foodies, el lugar perfecto para descubrir nuevos sabores.