El Juzgado Penal de Reus, Girona, ha condenado a prisión a un vecino de la localidad de Vinyols i els Arcs por provocar la muerte intencionada de varios animales. Los hechos ocurrieron en 2006 cuando algunos habitantes de la localidad denunciaron la muerte de sus animales domésticos. Agentes rurales empezaron a estudiar el caso, en el que todo apuntaba que habían sido envenendados.
Los investigadores recogieron un gran número de cadáveres en una zona muy frecuentada por cazadores. Con esta praxis, los cazadores imposibilitaban que algunas especies se asentaran en la zona y además, acababa con la vida de los principales depredadores de conejos y perdices.
Pillados 'in fraganti'
Tras meses de investigación y junto a los resultados de las necropsias de los animales, el veneno fue constatado como el motivo de la muerte de los animales, entre ellos: 19 perros, diez gatos, un zorro y una garduña. Las pesquisas determinaron que esta práctica se había llevado a cabo durante un largo período de tiempo sin que nadie hubiera relacionado los hechos. En una de las rutas de vigilancia de los agentes, encontraron a dos personas colocando el veneno por lo que fueron detenidas.
Modus operandi
Los detenidos habían utilizado dicha técnica durante meses para evitar que la fauna de la zona acabar o reduciera los ejemplares de conejos y perdices que ellos solían cazar. Además, colocaban el veneno en trozos de carne o pescado para atraer a los animales. En algunos casos, los animales no morían inmediatamente, si no que se les provocaba una muerte lenta y agónica. En 2007 se prohibió el uso del veneno utilizado debido al riesgo que suponía para el medio ambiente y la salud humana.