La Guàrdia Urbana de Barcelona tiene órdenes de multar en los próximos meses a las motos que aparquen en las aceras. Se trata de una parte del plan de la alcaldesa, Ada Colau, para liberar espacio para los peatones. Pero no será fácil, porque la capital catalana es de las ciudades europeas con mayor parque de motocicletas y ciclomotores: tiene unos 280.000.
En cambio, las plazas de estacionamiento para este tipo de vehículos son solo 65.374. Desde que Barcelona en Comú llegó al ayuntamiento, se han creado 4.800 de estas. Para hacer frente a este problema de espacio, el consistorio prevé incorporar más puestos en los parkings subterráneos, algunos de los cuales ya cuentan con una zona para motos.
Plan progresivo
No será una medida inmediata. Los agentes de la Guàrdia Urbana empezaron a dejar notas informativas en los vehículos estacionados sobre la acera a partir de mediados de febrero. En ellas, tal como explica este viernes Metrópoli Abierta, se informaba del fin de la permisividad.
Hasta ahora, se han puesto pocas multas. El año pasado, fueron 1.379, menos de cuatro al día. Los puntos más conflictivos de la ciudad son unos 100, que el ayuntamiento quiere identificar. En febrero ya se hizo un primer informe sobre las calles del barrio de Sarrià-Sant Gervasi. Ahora, se están analizando Gràcia y el Eixample. En unas tres semanas, comenzarán las sanciones económicas.
Misma normativa
La regulación no ha cambiado; es la misma desde 1999. Sin embargo, hasta ahora no se aplicaba. La ordenanza municipal establece que no se puede aparcar en aceras más estrechas de tres metros. En las que miden más, solo está permitido estacionar las motos cuando no queda sitio en la calzada.
En estos casos, el vehículo tiene que estar paralelo a la vía, a más de metro y medio del bordillo y sin entorpecer el acceso a papeleras, contenedores y parkings. En las aceras de más de seis metros, se puede aparcar en semibatería si no se obstaculiza el paso de peatones.