Ir al psicólogo pero sin que nadie lo sepa, ni siquiera el psicólogo. Ahorrarse la espera que implica ir a terapia por la salud pública o pagar un mínimo de 50 euros la hora para una consulta privada. La aplicación Psonríe intenta superar todos los tabús y posibles impedimentos a la hora de hacer terapia y animar al más tímido a contar sus problemas.
Para ello ofrece un servicio de chat --próximamente lo harán también por llamada-- con el que es posible interactuar con un psicólogo o psicóloga que guiará en un servicio de orientación. Los 20 minutos de charla tienen un coste de 5,99 euros, y cabe la posibilidad de extenderse un módulo más.
Eliminar barreras
“El proyecto nace porque ir al psicólogo es complejo por las colas de espera y los precios que implica, esto sumado al alto porcentaje de paro de los profesionales que en muchos casos no suelen trabajar más de 28 horas por semana”, explica el CEO de Psonríe, Jordi Boix, y agrega que el principal objetivo es “eliminar la barrera de ir al psicólogo”.
Boix detalla que las consultas se realizan sobre todo por temas de ansiedad, depresión y conflictos de pareja. En el primer contacto, el paciente escribe una introducción de su problemática que el profesional debe leerse antes de que comiencen a contar los 20 minutos de sesión.
Una pantalla de la web de Psonríe
Éxito en EEUU
“La consulta por chat o por mail está funcionando muy bien en Estados Unidos”, comenta el emprendedor que ya ha registrado unos 15.000 usuarios, y que ha conseguido una mayor promoción gracias a su presencia en el último 4 Years From Now, el evento de emprendedores dentro del Mobile World Congress.
En cuanto al tipo de terapia, Boix dice que los psicólogos que trabajan para la aplicación se especializan mayoritariamente en terapia conductual, “aunque es posible escoger al profesional con que el se sienta más a gusto”. El perfil más interesado en los servicios de Psonríe, suele ser el de una mujer de entre 25 y 45 años, hispanoparlante.
La función de los profesionales que trabajan para Psonríe es la de “prevenir y orientar”, y no tanto la de llevar adelante un tratamiento, reconoce su CEO. Para los psicólogos, considera que es una oportunidad para trabajar en las horas muertas y capitalizarlas, aunque está prohibida la derivación a la consulta propia.
Orientación vs tratamiento
Raquel del Águila Bravo es una de las psicólogas que trabaja para la app, y coincide con Boix en que es una manera de mantenerse ocupada en los huecos de trabajo, aunque reconoce que “no siempre compensa”.
Sobre la forma de trabajo, la especialista en adicciones y psicología deportiva explica: “Solo damos apoyo y algunas herramientas, lo bueno es que ahora los usuarios pueden volver a escoger al mismo profesional y así es posible hacer un seguimiento”. En caso de problemáticas complejas, “hay que darles el mensaje de que vayan a terapia presencial”, recomienda.
Bravo explica que el factor del anonimato tiene la finalidad de captar a aquellas personas que no se animarían a pedir ayuda de otra forma. “Cuando hay temas de ansiedad, inseguridad o falta de recursos sociales, es muy complicado que acudan al psicólogo por su cuenta. Así al menos consiguen una orientación”.
Anonimato, solo para emergencias
Para Ricardo Saavedra --psicólogo colegiado especialista en psicología afirmativa LGTB-- el anonimato no es una buena opción. “Yo he hecho atención anónima en casos puntuales, por ejemplo de personas que se enteran que tienen VIH y hay teléfonos gratuitos para hacer consultas, pero es sólo para un primer contacto, porque cuando hay casos de agorafobia por ejemplo u otro tipo de patologías, puede ser muy peligroso este tipo de estructura”.
Saavedra confiesa que no ve muy clara la estructura de este tipo de terapias. “Para dar información y asesorar al paciente está bien, pero sin tener la opción al menos de videoconferencia es difícil cumplir con un código ético y deontológico con solo 20 minutos en el anonimato”.