Es alto, guapo y muy simpático, un auténtico seductor. Se llama Albert Cavallé Ortín y tiene 36 años. Contra él pesan tres órdenes de detención dictadas por sendos juzgados en Barcelona, Pamplona y Bayona (Francia).
Lo último que se sabe de él es que se estaba haciendo pasar por hijo del doctor Planas (de la famosa clínica barcelonesa de cirugía estética Planas) para enredar a nuevas víctimas. Ahora se intenta conocer su paradero.
El gran farsante
Cavallé es, según la policía, un estafador. Se trata de un hombre con una excelente presencia física, con don de gentes, locuaz verborrea y un extraordinario dominio de las redes sociales.
El tipo se gana la vida mintiendo a sus víctimas a las que cautiva y seduce con sus historias --algunas rocambolescas--, para después conseguir que le pongan a su nombre bienes, inmuebles o para que, directamente, le den dinero.
La red, su terreno
Cavallé busca a sus víctimas en la red. Cuando detecta que alguna de ellas es vulnerable o presa propiciatoria lanza el anzuelo en forma de mensaje o de propuesta de amistad con identidad falsa. Siempre se presenta como un tipo de éxito, afortunado en la vida y, por supuesto, muy triunfador en lo económico.
Tras la fase de cortejo, viene la fase de engaño. Así, hasta 23 personas, la mayoría mujeres, han confluido ante una empresa especializada en reputación online y vigilancia y seguridad digital para presentar allí su denuncia. Esta compañía colabora activamente con la policía en la persecución de supuestos ciber estafadores como, por ejemplo, Albert Cavallé.
Super estafador
El gigoló ha conseguido que sus víctimas le pusieran a su nombre bienes que iban desde una bicicleta a un teléfono móvil o un coche. Según fuentes policiales consultadas por este medio, el sospechoso creaba anuncios clasificados en perfiles.
Tras la obtención del botín, vendía esas pertenecías sisadas a sus legítimas propietarias. Colocó en el mercado por 60.000 euros un coche que una de sus víctimas le había cedido o una bicicleta que situó en el mercado por 800 euros.
Engañar a la justicia
Imágenes del gigoló en una de las redes sociales que utilizaba / FOTO: CG
La policía destaca la capacidad de embaucamiento de este individuo que, para no ser perseguido por la vía penal (cosa que no ha conseguido), hacía firmar a sus víctimas unos supuestos contratos de devolución de esos objetos. Con esa estratagema se confería a la operación la apariencia de préstamo. De ahí que su no devolución acabaría siendo tramitada por la vía civil en vez de la penal. Policía y jueces no han mordido el anzuelo y buscan a Cavallé bajo la imputación directa de estafa.
Cara dura con tarjeta
Lo último que saben de él es que además de hacerse pasar por el hijo del popular doctor Planas, es también el presunto autor de estafas en hoteles de cinco estrellas. Para ello utilizaba las tarjetas de crédito de sus víctimas.
Con este sistema, el gigoló vació la cuenta corriente a una clienta de una entidad financiera. Primero llamó por teléfono al banco haciéndose pasar por ella para lo que fingió una afonía. Después, con el número del plástico, ordenó diversos traspasos a cuentas que estaban bajo su control.
Un gran actor
Ahora, la policía le busca por media España porque se sospecha que son decenas las víctimas de este embaucador que con mentiras, una encomiable capacidad para la interpretación dramática y un hábil dominio de la redes sociales en las que camuflarse y con la obsesiva voluntad de enriquecerse, lleva más de cinco años vaciando los bolsillos a mujeres inocentes (y también a hombres).
Todos ellos son víctimas de las artimañas, el verbo cautivador y las estratagemas del desaparecido.