Vender un piso no es tarea fácil, especialmente después de la crisis económica que sumergió a Europa durante ocho años. El sector del ladrillo se vio fuertemente castigado y desde entonces la recuperación económica ha sido paulatina.
Aun así, desde hace dos años la economía en el sector inmobiliario vuelve a estar al alza, y tras casi una década de parón, la compraventa de pisos vuelve a estar a la orden del día. En un sector anticuado, han surgido nuevos actores que se han convertido en protagonistas: las startups.
Reactivación del mercado
Con la reactivación del mercado, las startups han encontrado en la tecnología la puerta de entrada a un sector reservado, hasta ahora, a un solo intermediario: las agencias inmobiliarias.
Estas empresas emergentes se han hecho hueco en el sector gracias a las carencias que las agencias tradicionales no han sabido resolver. Es el caso de Housfy, que inició su andadura en el sector en marzo de 2017 y su crecimiento ha sido estratosférico. Albert Bosch, CEO y fundador de Housfy, decidió fundar una startup para “cambiar el mercado” después de vender su primera creación empresarial, Groupalia.
“Quería volver a emprender, y el único hueco de mejora que encontré en el mercado fue en el sector inmobiliario” explica Bosch, y añade “es un mercado anticuado, donde la tecnología casi no ha entrado y con un mercado muy grande por explorar”.
Cómo funciona
Las startups ofrecen el mismo servicio que una inmobiliaria –vender tu piso- pero a un precio mucho más competitivo y económico. Para Bosch es fundamental la comisión por el servicio.
“Las inmobiliarias suelen cobrar alrededor del 5% de cada venta, por lo que con la venta de un piso consiguen la comisión que Housfy consigue con la venta de siete". "Nuestra comisión es fija, 1.990 euros y si no vendemos, no cobramos. Además, nos encargamos de posicionar el piso en Internet, usamos las herramientas que facilita el Big Data y creamos las imágenes y el marketing del piso” señala.
Lo mismo ocurre en Cliventa. Ignacio González, cofundador de esta startup, inició su proyecto en mayo de 2016. González explica que, tras meses de análisis de mercado, quisimos “responder a las nuevas necesidades de los clientes que, por falta de adaptación, las agencias inmobiliarias no cubren”.
Ambos cofundadores coinciden en que su principal objetivo es “proporcionar un servicio transparente y ‘desintermediar’ el servicio”. En su caso, Cliventa cobra por venta 3.990 euros y ofrece los mismos servicios que el resto de startups: tasación, marketing del piso, posicionamiento, asesoramiento legal y contacto con posibles compradores. “Lo único que tiene que hacer el propietario es enseñar el piso y fijar su precio con el comprador”, señalan ambos emprendedores.
Modernización del sector
Ambos líderes de sus respectivas startups coinciden en que su competencia directa “son las agencias inmobiliarias”. González, por su parte, reconoce que son competidores directos, pero asegura: "El mercado es tan amplio que no tenemos por qué pisarnos”. Su homólogo Bosch, remacha: “Es un mercado incipiente, el vendedor conoce cada vez más nuestros servicios y se ha dado a conocer por el boca a boca”.
Aun así, ninguno de ellos piensa que esto puede ser el fin definitivo, al menos por ahora, de las agencias inmobiliarias. “Siempre quedarán inmobiliarias a pie de calle, pero está claro que con esta nueva forma de venta tendrán que especializarse y bajar precios, no puede ser que cobren esas comisiones tan elevadas por el mismo servicio que nosotros” señala González.
Mercado para todos
Pese al gran auge de estas empresas emergentes, las agencias y promotoras tradicionales aún ven futuro en su modo de operar. Vicenç Ramón Tur, de RTV Grupo Inmobiliario, reconoce el rápido crecimiento de estas pequeñas empresas, pero destaca la importancia de las agencias. "Desde nuestro sector vemos a las startups como un low cost de nuestros servicios" y añade: "Obviamente tiene mucho público y mercado, pero el servicio de una agencia tradicional es completo, mientras que en Cliventa o Housfy el propietario tiene que sacar tiempo para poder enseñar su casa".
Aun así, reconoce que la idea "tiene futuro", aunque sentencia: "No veo a las startups como una competencia directa, cada uno tiene su mercado". Preguntado por el riesgo de una futura desaparición de las agencias inmobiliarias, Vicenç responde: "A largo plazo muchas desaparecerán, pero aquellas que sepan actualizarse a los tiempos, profesionalizarse y, sobre todo, especializarse son la que continuarán en el sector".
De momento las estadísticas juegan a favor de las startups. Las agencias venden de media anual 23 inmuebles, mientras que un piso anunciado en las startups tarda una media de 40 días en encontrar comprador. Housfy, por ejemplo, vende una vivienda cada cuatro horas. En definitiva, renovarse o morir.