A través de una carta enviada hace sólo unos días a los juzgados de Barcelona, el fiscal jefe de la Fiscalía contra la Delincuencia Económica, el Crimen Organizado y la Corrupción, Alejandro Luzón, ha comunicado al juez instructor número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, que le deja solo al frente de la controvertida Operación Macedonia, una suerte de investigaciones sobre diversos casos de supuesta corrupción policial que, desde hace ocho años, se investiga de forma infructuosa. Para el nuevo responsable de la Fiscalía Anticorrupción, ese sumario no registra indicios suficientes que hagan oportuna y preceptiva la presencia de esta fiscalía especial.
En círculos jurídicos se lee este “abandono de Anticorrupción” como un nuevo varapalo a la controvertida instrucción de la Operación Macedonia, liderada por Aguirre, juez que durante todo este tiempo ha comentado abiertamente tener la certeza de que se encontraba ante un flagrante y amplio caso de corrupción policial vinculada con el narcotráfico (“un nuevo caso Ucifa”, llegó a decir) y que, con el trascurso de esos últimos ocho años no ha dejado condena alguna ni tan siquiera imputación sólida contra ninguno (decenas) de los operativos incriminados de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra por su presunta connivencia con un red de narcos.
Ni una condena
De la amplia lista de guardias civiles supuestamente vinculados y conchabados con esta red de traficantes ni uno solo ha sido condenado. De hecho, los pocos que fueron a juicio lo hicieron por una falta leve en la elaboración de un atestado sobre la incautación de un partida de cocaína a un traficante local.
Todos los miembros del Cuerpo Nacional de Policía también vinculados con esa trama han quedado fuera del sumario. El propio juez que les imputó durante años no ha tenido más remedio que sacarlos del caso ante la inexistencia de pruebas.
Donuts como soborno
Y por lo que respecta a los Mossos d'Esquadra, el juez quiere llevar a juicio a una subinspector acusado de soborno por aceptar una caja de donuts de un tipo con antecedentes y a un inspector a quien considera adlátere de un supuesto traficante de coca. La Audiencia de Barcelona le ha dicho ya en dos ocasiones (la última de forma urgente) al juez que no dilate más la instrucción y que cierre el sumario a fin y efecto de poder pronunciarse, entonces, sobre la situación procesal de este inspector.
Aguirre, a pesar de su empeño, no ha logrado imputar (n siquiera citar como testigo) al exmayor de los Mossos Josep Lluís Trapero a pesar de que insistentemente preguntó de forma prospectiva a todos los imputados (policías y presuntos traficantes) sobre el más mínimo detalle que pudiera relacionar a ese mando policial con uno de los investigados, Manuel Gutiérrez Carbajo, a quien, por cierto, Aguirre sigue considerando el capo de una gran organización criminal sin haber podido acreditar en ocho años ni uno solo de los indicios que decía atesorar sobre él cuando inició el caso.