Expertos del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob) han concluido una falta de autocrítica sobre el modelo de integración social en Cataluña tras los atentados de agosto en Barcelona y Cambrils (Tarragona): "El debate parece cerrado, y no debería", ya que requiere una reflexión compleja y a varios niveles.
El coordinador del informe “Atentados de Barcelona y Cambrils: reacciones, explicaciones y debates pendientes”, el investigador Moussa Bourekba, ha reflexionado que el debate se mantuvo en la opinión pública unas dos o tres semanas, mientras que países como Reino Unido, Francia y Alemania siguen manteniéndolo sobre atentados de hace dos o tres años.
El eclipse del ‘procés’
"Tenemos la sensación de que no estamos abordando lo que ha pasado con tanta profundidad aquí", ha explicado el experto, que en el artículo considera preocupante la velocidad con la que los debates de fondo eclipsaron los atentados.
Entre las causas de esto, el investigador ha apuntado cómo la situación política en Cataluña ha ocupado la agenda mediática, lo que se ha sumado a cierta falta de voluntad de hacer frente a debates sensibles, y a una dinámica en la que los atentados entran en la cotidianidad y las personas se acostumbran.
Simplificación de las causas
Bourekba ha observado que lo que llevó a unos jóvenes de Ripoll (Girona) a atentar "no se puede explicar sobre una sola variable", por lo que ha rechazado los discursos que se basan en su origen marroquí, que simplifica lo que es un fenómeno complejo y orienta el debate hacia causas ajenas a la sociedad.
El investigador ha apuntado al contraste que se produjo entre los que afirmaron que los jóvenes estaban integrados y las declaraciones de un primo de los terroristas, que afirmó: "Sí, nos criamos aquí y no tenemos problemas de convivencia, pero somos y siempre seremos los moros".
Ha argumentado que la integración es un factor más a tener en cuenta en una reflexión que tiene que incluir la dimensión personal, socioeconómica, política y religiosa.
Duelo corto
En uno de los cuatro artículos de expertos que conforman el informe, el investigador Jordi Moreras ha identificado como "extremadamente corto" el periodo de duelo tras los atentados, unos hechos que pusieron sobre la mesa que los radares de radicalización aplicados no fueron eficaces.
Moreras alerta de que el grupo de cuestiones que servirían para revisar la manera en que la sociedad catalana valora su propio modelo social "ha quedado aparcado", y la reflexión ha ido hacia una búsqueda causal de los factores externos que pudieron confluir, en una postura que apunta a la presencia de comunidades musulmanas de inspiración salafista como un exorcismo para identificar el mal que es preciso erradicar.
"Al optarse por esta segunda vía, se ha querido dejar en suspenso esa necesaria autocrítica que debemos hacer con respecto a un modelo de integración social, del que hay que preguntarse si todavía sigue siendo válido en el presente", ha reflexionado en su texto 'Diez días de agosto'.
Descoordinación policial
En otro texto, la experta Blanca Garcés ha destacado que Barcelona "no se ha declarado en guerra ni hacia el exterior ni hacia un supuesto enemigo interior", como sí que se ha dado en otros atentados en otros países, en los que se ha criminalizado la inmigración.
Ha apuntado que el debate que pedía una mayor delimitación entre víctimas/terroristas se dio "en el eje nacional, en la confrontación Cataluña/España", como por ejemplo por parte de medios que relacionaron los atentados con el proceso soberanista, con los Mossos d'Esquadra como una de las dianas, ha dicho.
"El 17A puso en evidencia la gravedad de la descoordinación policial entre unos cuerpos y otros, así como las implicaciones de tener cuerpos de seguridad con competencias en terrorismo, pero sin acceso a las principales bases de datos internacionales", ha dicho.