Los okupas de Gràcia ponen el foco, ahora, en el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña y, en concreto, en el CatSalut, organismo adscrito a la consejería. Llevan cinco meses viviendo en lo que fue el Centro de Atención Primaria (CAP) de la calle Quevedo, en el barrio barcelonés en el que los antisistema poseen varios locales.
Ahora acaban de recibir una orden judicial a través de los Mossos d’Esquadra que les invita a entregar los títulos de propiedad del inmueble o, en el caso de que no los tengan, a que lo abandonen en un plazo de cinco días.
Piden el desalojo
Pero los okupas, ni son los propietarios ni tienen la intención de recoger sus cosas del CAP Quevedo. Y así se lo han aclarado al denunciante, el propio CatSalut, el cual solicita al juzgado el desalojo del local y alega la imposibilidad de proporcionarle la función social a la que, se supone, estaba destinado.
Lo explican los antisistema en un comunicado en el que recuerdan a la directora del Área de Entidades Públicas, Patrimonio e Inversiones de la entidad catalana --responsable de la denuncia-- que el CAP se cerró a principios de 2014 “al mismo tiempo que tenía lugar la política de recortes en Salud de los últimos años que lo han dejado abandonado, degradándose, y según algunos vecinos, sin pagar las cuotas de comunidad desde entonces”.
Critican los impagos
Los okupas argumentan su allanamiento con el presunto abandono de la Generalitat y alegan que ha estado más de cuatro años vacío en un contexto de precarización de la sanidad pública. “La falta de recursos y profesionales atenta contra la calidad de vida, lo que puede llevar a la muerte, mientras los cargos políticos y las empresas cercanas se enriquecen”.
Sostienen que varios colectivos del barrio lo reclamaron durante el tiempo que estuvo vacío y que, como en septiembre de 2017 continuaba sin actividad, decidieron “recuperarlo”, término que utilizan para referirse a una okupación.
No se irán
Y lo hicieron, según ellos, “ante la necesidad y voluntad de tener espacios comunales desde donde construir redes de apoyo mutuo que constituyan una alternativa a esta sociedad capitalista y patriarcal que nos enferma”.
Es ahí donde hace unos meses decidieron trasladar la sede del Banco Expropiado que inicialmente se encontraba en la Travessera de Gràcia y donde causaron varias noches seguidas de disturbios y destrozos tras el desalojo, durante la primavera de hace casi dos años.
No piensan en irse. Lo dejan claro. Pero también que no saben cómo afrontarán “esta nueva amenaza”, ni cómo responder a ella.