Rosa Peral, la guardia urbana sospechosa de asesinar a su novio, calcinarlo y abandonar el cuerpo en el pantano de Foix y en prisión preventiva por ello, fue trasladada de cárcel por las tensas relaciones que entablaba con otras presas en Wad-Ras (Barcelona), donde ingresó en mayo de 2017. Hoy está reclusa en Brians 1, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona). El cambio se produjo en noviembre.
Peral generó “un desequilibrio emocional importante” en Wad-Ras, según explicó la directora de esta cárcel a los Mossos d’Esquadra en octubre. En concreto, creaba vínculos intensos con otras internas pero que duraban poco tiempo, y cuando se rompían, se creaba un alto nivel de hostilidad entre ellas.
"Manipuladora, mentirosa, simuladora"
Sus compañeras presas la describían como “manipuladora, mentirosa, simuladora de un estado de ánimo depresivo para reclamar la atención de los profesionales”.
Al margen del primer crimen, Peral es investigada por el Juzgado de Instrucción 2 de El Vendrell (Tarragona) por planear el homicidio de su exmarido intentando contactar desde prisión con un sicario, porque según ella impedía que sus dos hijas vieran a los abuelos maternos, y por ello pidió ayuda a varias internas de Wad-Ras, según La Vanguardia. Estaba dispuesta a pagar hasta 30.000 euros.
El aviso
Una interna avisó de estos hechos a un funcionario de prisiones, que contactó con el exmarido, y éste decidió interponer una denuncia a los Mossos, que han abierto una investigación en paralelo y desde otra unidad a la que investiga el crimen por el que ella está en prisión.
La policía barcelonesa fue enviada a prisión preventiva por el Juzgado de Instrucción 8 de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) el 16 de mayo junto a otro agente del cuerpo, Albert L., con quien ella supuestamente había mantenido una relación, por presuntamente matar a su novio Pedro R. y quemar el cadáver abandonándolo dentro de su coche cerca del pantano de Foix.