El Palau de la Música “vehiculó” hacia las cuentas no oficiales de CDC más de seis millones de euros procedentes en su mayoría de la empresa Ferrovial, adjudicataria por aquel entonces (2000-2006) de relevantes obras públicas en Cataluña. La sentencia del caso Palau condena a su extesorero Daniel Osácar como la persona que lideró la captación y gestión de estos fondos “obtenidos en nombre de la bandera. Parece que la bandera justifica cualquier atropello con la cartera”, dijo durante la vista oral el acusador publico, Emilio Sánchez Ulled.
CDC, en consecuencia, también ha sido condenada como beneficiaria del trasiego de un dinero no declarado y, en su mayor parte, de dudosa procedencia.
Pujol y Mas
El partido que fue de Jordi Pujol y que en esa época lideraba Artur Mas tiene 15 sedes embargadas y como ya referenció el fiscal, en caso de condena, el partido cuyas siglas sucediesen a la extinta CDC, deberá responsabilizarse de lo que se derive de la sentencia.
El abogado de Osácar y de CDC en el juicio, Xavier Melero, repitió hasta la saciedad que los concursos de obra pública sospechosos se tramitaron de forma “impecable”. El letrado recordó que Félix Millet y Jordi Montull, así como la hija de éste Gemma, no incriminaron a Osácar en el juzgado de instrucción y que al inicio del juicio cambiaron su estrategia, de forma "consensuada" con el fiscal.
La fiscalía a por CDC
Efectivamente, Montull, la mano derecha de Millet, se soltó durante el juicio y de forma inequívoca reconoció las mordidas a CDC. Lo hizo también Millet, con su sorna habitual. Los dos imputados habían pactado con el fiscal: por un lado, un trato lo mas benévolo posible y por otro eximir de la eventual pena de cárcel a la hija de Montull.
Los expoliadores del Palau cumplieron y Sánchez Ulled hizo lo propio. Para la fiscalía un triunfo en el caso Palau no radicaba o acababa con la condena de Millet o Montull, sino en avergonzar públicamente a CDC, partido cazado por primera vez y tras muchos intentos con las manos sucias. Misión cumplida.