La nueva moda en Silicon Valley, la región al sur de San Francisco y la cuna de numerosos avances tecnológicos, es beber agua cruda. Es decir, que aún no ha sido sometida a ningún tratamiento.
Algunas compañías como Tourmaline Spring en Maine y Live Water en Oregon están obteniendo numerosos beneficios a costa de embotellar esta agua natural sin tratar. Como recoge The New York Times, otras empresas como Zero Mass Water, en Arizona, ofrecen la instalación de sistemas para que se pueda recoger agua de la lluvia directamente y consumirla sin filtros que eliminen posibles contaminantes biológicos y químicos.
Éxito entre los ricos
Se trata de una peligrosa tendencia que se está haciendo popular entre las clases altas estadounidenses y que ya se ha expandido a otros territorios cercanos, como México. Contrasta además con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que además advierte que tres de cada diez personas en el mundo carecen de acceso a agua potable en su hogar.
Algunos de sus creadores ven con buenos ojos esta nueva moda. Como coinciden Cody Friesen, fundador de Zero Mass Watter, y Mukhande Singh, fundador de Live Water, se trata más “de un nuevo modo de vida que de un modelo de negocio y una apuesta por la espiritualidad del agua”. Pero lo cierto es que la cifra de venta de estas instalaciones se está disparando en la región. De hecho estas start up ya impulsan una web conjunta para encontrar nuevos manantiales de agua que ayuden a la producción de agua cruda.
Un auténtico peligro
Según un análisis de la Universidad de Granada, consumir agua sin tratar es “un autentico disparate y un peligro para la salud”. La misma investigación asegura que “es importante que se trate para eliminar cualquier tipo de contaminación”. Puede contener microbios relacionados con enfermedades graves como el cólera, la salmonelosis, la hepatitis y otros trastornos.
La calidad del agua es un factor clave que repercute en la salud de la población. En los países menos desarrollados, unas 842.000 personas fallecen anualmente por culpa de la insalubridad del agua y de un saneamiento y una higiene deficientes, tal y como recuerda la OMS.