Rosa Peral ingresó a la cárcel de Wad Ras en mayo acusada de asesinar a su pareja, Pedro Rodríguez, también guardia urbano. En noviembre la agente volvió a ser acusada de tramar desde la cárcel el asesinato de su exmarido y padre de sus dos hijas.

Peral tuvo la ayuda de varias presas de su confianza para que la asesoraran en encontrar un sicario, por el que estaba dispuesta a pagar 30.000 euros. “Le odio, tengo que matarle, no deja que mis hijas vean a sus abuelos, tengo que acabar con él”, eran las palabras de la guardia urbana a sus compañeras de Wad Ras. 

Compañeras de celda como testigos

Una de las presas, hizo caso a la amenazas que Peral lanzaba al aire, y avisó a un funcionario. Éste, dio credibilidad al aviso y decidió contactar al exmarido de la guardia urbana y le advirtió de las amenazas. El hombre, sin perder tiempo, presentó una denuncia a los Mossos d’Esquadra, pero no lo asumió el grupo de homicidios que sigue la investigación del caso de Pedro Rodríguez.

La investigación, está a cargo de un juzgado de El Vendrell --por el domicilio del demandante--, y se tomó declaración a las compañeras de celda de Peral. Hace tres semanas, Rosa Peral fue excarcelada y y trasladada a los juzgados de El Vendrell, acusada de actos preparatorios para cometer otro homicidio, por lo que reingresó a la prisión. La guardia urbana se encuentra en la cárcel con nuevas medidas de seguridad.