Los españoles tienen más fe en la Lotería de Navidad, bicentenaria como las Cortes de Cádiz, que en los políticos. Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) certifica que este año se superarán los 25 millones de jugadores frente a los 24.565.492 españoles que se acercaron a las urnas en las últimas generales. Montañas de fe, ya que las posibilidades de ser premiado con el Gordo son una entre 100.000, “como si le tocase a uno solo de todos los que asistan la víspera al clásico Barça-Madrid en el Camp Nou”, explican los matemáticos.
Para regocijo de su rector Montoro, ministro de Hacienda, esta lotería ha aumentado sus ventas un 13% en los últimos tres años. Sin arriesgar demasiado, el ministro ha puesto a la venta cinco millones más de décimos que en 2016. Facturará 3.400 millones de euros. De este botín repartirá 2.380 millones en premios. Pero unos pocos se quedarán en casa con los números sin vender y se recogerá el 20% de los superiores a 2.500 euros.
Los bombos de la suerte del sorteo extraordinario de Navidad
Jugadores veteranos
Se trata del sorteo oficial que goza de mejor salud, y de todos los denominados de azar y apuestas en general, que el pasado año facturaron un total de 8.886 millones de euros. El 35,7% correspondió a las Loterías y Apuestas del Estado y el 28% a las máquinas tragaperras, con y sin premios económicos. El resto se lo reparten la Once, los salones de juego, los bingos y los casinos. La parte online sube, pero apenas supone el 5%.
Los estudios muestran que los participantes en busca del Gordo son cada vez más veteranos, hombres y mujeres a partes iguales con un perfil más activo entre los 40 y 64 años, según una encuesta de la madrileña Universidad Carlos III. No obstante, los compradores forman parte de un público heterogéneo, que incluye hasta variados turistas asiáticos y latinos.
Envidia preventiva
Según los expertos, esta lotería sigue teniendo como mejor aliado la tradición de que los compañeros de trabajo, de veraneo, de bar, de whatsapp o de algo, jueguen al mismo número. El 84% dice comprar décimos por costumbre y casi el 65% también reconoce que lo hace “por si toca a conocidos”. “Es decir, la presión social, la denominada envidia preventiva”, comenta el sociólogo Santiago Hernández.
Los bombos de Navidad llegando al Palacio Real, donde el próximo 22 de diciembre 1.807 números repartirán premios
Los responsables del organismo aseguran que el sorteo genera la simpatía más unánime entre grupos de edad y clases sociales. Participa el 78% de las personas de estatus alto y el 75% de las de estatus medio o bajo. “Quizá porque los jefes también tienen envidia. O temen quedarse sin empleados”, comenta Hernández.
Fina ironía porque apenas el 5,5% de los participantes en una macroencuesta realizada por Ventura24, compañía de gestión de Loterías del Estado, dejaría su trabajo en caso de ganar el primer premio. Caprichos y prontos aparte, al 50% de los encuestados le gustaría compartirlo con su familia y un 25% lo usaría para pagar la hipoteca.
‘Destierro’ de Carmena
La simpatía con el sorteo se ha evaporado este año en el Ayuntamiento de Madrid. La corporación que dirige Manuela Carmena ha rechazado la colocación del espectacular árbol de Navidad de Loterías, de 35 metros de altura, que en ediciones anteriores estuvo instalado en la Puerta del Sol, primero, y en Callao, después, donde doblaban las colas hacia la popular Doña Manolita. El organismo pagaba 100.000 euros, siempre cumpliendo las exigencias de que la imagen de marca apareciera como un elemento integrado en el diseño, nunca con eslóganes publicitarios externos.
En los mentideros de la Villa se hace coincidir el rechazo al mecenazgo con la tutela de las cuentas municipales por parte de Montoro. Además, ya se contaba con una partida presupuestaria de 5,1 millones de euros para adornar la ciudad y las calles peatonales unidireccionales de las que se mofa media Europa.
El icónico árbol ha sido recortado a 22 metros y ubicado en la plaza de Santa Teresa de Ávila, con “satisfacción” en Loterías y en la ciudad de las murallas. De paso, sirve para apoyar el Año Jubilar Teresiano y quizá atraiga a la suerte esquiva. Ávila, Tarragona, Zamora y Melilla, son las únicas provincias donde nunca ha tocado el Gordo.
Quinielas del pasado
De los bombos del Gordo depende el 53% del dinero facturado por la Lotería Nacional. Una lotería que, según el Anuario del Juego, recientemente publicado por la Fundación Codere, mengua cada año a un ritmo del 13% mientras las Primitivas en su conjunto lo hacen al 3%. A pesar de que el Euromillón sigue ganando adeptos hasta situarse en segundo lugar europeo tras el Reino Unido.
Detalle de algunas de las 85.000 bolas que entrarán en el bombo de la suerte del sorteo extraordinario de Navidad
El futuro más negro lo presentan las quinielas deportivas. Han caído un 58% desde su máximo en 2007. “Son un producto del pasado. Ha desaparecido el concepto de jornada y es imposible seguir sus resultados”, según Gómez Yáñez, coordinador del anuario.
Rascas y tragaperras
El negocio de la Once se ha estabilizado, pero todavía anda 1.000 millones por debajo de principios de siglo. Los cupones en sus cuatro variedades concentran el 75% de las ventas en 20.000 puntos en toda España. Según los autores del informe, aunque trata de diversificar con sus loterías instantáneas y sus conocidas “rascas”, está sufriendo una “fuerte erosión” por el “declive demográfico de sus clientes”.
Las tragaperras tradicionales aflojan algo en cuanto al número de máquinas en nuevos establecimientos, que no las aceptan por su ruido e iluminación, pero no en recaudación: 2.502 millones. Dejan a los propietarios de los bares unos 50 euros al día y todavía suman casi 200.000 en toda España. En 1985 funcionaban 322.600.
Pero nada como la ilusión al comprar uno o varios décimos de Navidad. Aunque como ha dicho un científico madrileño, “las probabilidades de que te toque el Gordo son las mismas de que te alcance un rayo, paseando por Canillejas, procedente de una tormenta desatada en Alcalá de Henares”.