El joven detenido en Zaragoza por el homicidio de Víctor Láinez mantenía contactos con grupos antisistema italianos considerados extremadamente peligrosos por la Interpol.
A Rodrigo Lanza, de 33 años, le consta un amplísimo historial en los archivos de la unidades de investigación antiterrorista de los Mossos, la Guardia Civil y la Policía Nacional. Se le considera uno de los principales activistas del movimiento okupa barcelonés y experto en lo que la policía denomina “lucha callejera”. En este sentido, las diversas “células” a las que perteneció antes y después de su detención por las graves lesiones que sufrió un guardia urbano en Barcelona en el año 2006, mantuvieron estrechas relaciones con jóvenes antisistema italianos, conocidos por la policía por adoctrinar a grupos anticapitalistas en distintos países de Europa.
Condenado
Lanzas permaneció en la cárcel entre 2006 y 2012 tras ser condenado por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona en los incidentes ocurridos en una casa ocupada en la calle Sant Pere Més Baix donde se celebraba una fiesta.
El controvertido documental Ciutat Morta mostraba a Lanza como víctima de un complot policial que le llevó a juicio cuando, en realidad, la sentencia fue meridiana al apuntar que a este joven como el autor de la pedrada que dejó tetrapléjico al agente. La sentencia subrayó la pulcritud procedimental de la Guardia Urbana y de los Mossos durante toda la investigación.
¿Juez colaborador?
El documental se nutrió de imágenes de interrogatorios que nada tenían que ver con esos hechos y que fueron grabadas en el juzgado del magistrado de instrucción numero 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, durante el esperpéntico interrogatorio al que sometió en 2010 a diversos agentes de la Guardia Urbana que declaraban como testigos en un caso de narcotráfico.
Los testigos, que prometieron decir la verdad, parece que no dijeron lo que el juez quería oír. A uno de ellos (instructor de la causa contra Lanza por lo de la pedrada en 2006), Aguirre le llegó a amenazar con la imputación, como si el hecho de imputar o no a un ciudadano fuera una potestad caprichosa o arbitraria de una juez.
Ataque fascista
Ahora se ha sabido que Lanza golpeó el pasado sábado a un hombre de 53 años en Zaragoza tras llamarle facha por portar unos tirantes con la bandera española.
Lanza dijo que se fue de Barcelona en 2012 (cuando cumplió condena) porque la Guardia Urbana le perseguía. Fuentes policiales niegan en rotundo estos hechos y lo consideran una excusa barata para justificar su traslado voluntario a Aragón.
La Guardia Urbana, poco después de que saliera de prisión, identificó a Lanza como uno de los jóvenes que lanzaron piedras a los guardas privados de seguridad de los llamados “bloques fantasma” (unos edificios habitualmente okupados por jóvenes antisistema) que se encuentran cerca del Parque Güell de Barcelona.
No se registraron víctimas pero aquella identificación volvió a situar a Lanza en la mesa de análisis de la lucha antiterrorista al considerarlo un activista “peligroso y con una indudable capacidad de movilización”.