Dice la madre de Norman Bates que lo de First Dates no tiene un pase. Le resulta imposible de creer que el personal que pastorea Sobera sea tal cual aparece en su pantalla. Ella es de un mundo en el que las apariencias todavía cuentan y no concibe cómo es que hay gente a la que no le importa el qué dirán. Es digna de comparar la gran autoestima que tienen los aspirantes a amantes, que buscan con toda naturalidad el santo grial de un hombre "normal", si acaso alto, o a una chica "que esté bien". En la comunidad de los Bates todos son normales y están bien. O eso dicen.
La adaptación hispánica de First Dates es un trueno al lado del obsolescente Gran Hermano, un formato caro, espeso y cada vez menos espontáneo. Le ha llegado su hora arrumbado por el fenómeno de un programa de citas píldora, impactos breves y un afinado montaje, puesto que las cenas se celebran de once de la mañana a siete de la tarde, duran una hora y cuarenta minutos y se quedan en cinco o seis minutos de televisión como mucho. Y como en la vida misma, el porcentaje de segundos encuentros está, según datos del propio programa, en torno al cuarenta por ciento. Más o menos dos de cada cinco "cenas" tienen continuidad.
Lo más grande del espacio, que ocupa a más de cien personas, es que no cabe la política y si la hay, la borran. Sólo se les escapó el caso de una concursante que rechazó a su pretendiente porque era de Podemos. Facundo se llama el mozo, treinta años, programador informático y de En marea, la versión galaica del tema. Diana, 24 años y estudiante, le dijo que nones, que no podía con ello.
Es la única vez de la que se tiene constancia de la política en First Dates, que arranca con los participantes tomándose un pelotazo a media mañana para que parezca que es noche cerrada y concluye en el mismo acto con un "sí" o "no" a marear la perdiz, menear la cola y mover el esqueleto. Este martes cumple 500 programas en Cuatro con un diez por ciento de share y en dura competencia con El intermedio, el informativo de referencia de Wyoming en La Sexta.
Quienes consideran duro First Dates es porque no se acuerdan de Lo que necesitas es amor, aquello de la segunda oportunidad para personas que en el mejor de los supuestos sólo le habían puesto los cuernos a su pareja.