Hace medio año que el equipo de gobierno de Ada Colau negocia con el Puerto de Barcelona para convertir la zona marítima de la ciudad en un espacio abierto al barrio y con el objetivo de hacer del área un punto de referencia de la capital catalana. El Ayuntamiento de Barcelona presentó, a principios de marzo, los proyectos del Plan de Barrios de Raval Sur y Gòtic Sur, que define como una idea que “promoverá el derecho a vivir en el barrio en condiciones dignas y asequibles”.
Allí se encuentra el Moll Bosch i Alsina, más conocido como el Moll de la Fusta. El equipo de la concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin, preparó un proyecto en este sentido bautizado como Port(a) veïnal, que pretende ser el motor para “vecinificar” el espacio. Un lugar donde los vecinos “puedan realizar muchas de las actividades cotidianas necesarias para una buena calidad de vida”.
Este verano, la edil envió un correo electrónico a los responsables portuarios planteándoles la idea de convertirlo en un merendero y un espacio para hacer barbacoas. Algo que no cuajó.
Comisión de trabajo
El Plan de Barrios contempla zonas infantiles de juego, espacios deportivos para jóvenes, zonas de estada y relación, y espacios de ocio vecinal y comunitario, entre otros. Y para desarrollarlo y llegar a un acuerdo, el consistorio ha creado un grupo de trabajo con la Autoridad Portuaria de Barcelona.
Sin embargo, un portavoz del equipo de gobierno de Ada Colau ha explicado a este medio que los avances se encuentran encallados porque “el Puerto no muestra ningún tipo de disponibilidad” y no acepta ni las iniciativas deportivas que los comunes les ponen sobre la mesa.
Algo que el Puerto niega. Según una portavoz, desde que se creó la comisión de trabajo han celebrado “cuatro reuniones entre el distrito y Port 2000” y, en estos encuentros, se ha discutido sobre algunas aspectos que encajan y otros que no. “Estamos intentando encontrar puntos en común”.
No perturbar la actividad del Port Vell
Lo más importante para la entidad portuaria es la mejora de la conectividad entre el Gòtic Sur y el Moll de la Fusta. Y otros asuntos concretos que contempla el plan, los están estudiando. “No hay que olvidar que el Moll es un espacio de paseo, de recreo, no se pueden poner obstáculos”, dicen las mismas fuentes portuarias, y añaden que hay que garantizar que continúe así.
Por eso aplauden la idea de construir un espacio de juegos para niños, pero señalan la necesidad de matizar otras que no encajan con la actividad diaria del Port Vell. “Está bien potenciar las actividades deportivas, pero hay que ver cuáles. Allí ya hay dos clubs de natación, veleros, piraguas, una escuela de remo… pero, por ejemplo, para poner una cancha de básquet, no es el mejor lugar. Las pelotas se irían al agua o a la ronda. Hay que aprovechar el espacio marítimo”, concluyen.
Desde el Port de Barcelona recuerdan que es precisamente en el Moll de la Fusta donde se celebran actividades, la mayoría de tipo social e interés general, y muchas de ellas a petición del Ayuntamiento de Barcelona: las fiestas de la Mercè, las fiestas de Santa Eulàlia, la llegada de los Reyes Magos, el Pride, el día de Japón, el día de los migrantes y el mundial de natación, entre otros.