Se les ha identificado con las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y con la CUP, a través de sus escisiones Arran y Endavant. Los CDR (Comité de Defensa de la República y, antes, Comité de Defensa del Referéndum) acaban de crearse en todo el territorio catalán con la pretensión de convertirse en el nuevo símbolo de la lucha callejera por la libertad de los miembros del Govern encarcelados y ya son más de 230 en toda Cataluña.
Fuentes próximas al sector independentista más radical señalan a Endavant, la escisión cupaire más extrema, como principal promotor. La idea, apuntan las mismas fuentes, nació en Sabadell (Barcelona), municipio en el que se gestó la inspiración de la creación de estas asambleas ciudadanas.
Más organizados
Como ideólogos del movimiento callejero se postulan Pau Llonch y Abel Caldera. Llonch fue portavoz de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) en Sabadell y actualmente es cantante de rap y militante de la CUP. Incluso hay quien sostiene que se postula como cabeza de lista de los cupaires para las autonómicas si finalmente deciden presentarse. Caldera es portavoz de Endavant.
Ellos son los principales promotores de este nuevo movimiento que pretende ser el símbolo del poder del pueblo organizado, pese a que no todos los miembros de las filas de la CUP están de acuerdo con la iniciativa, ya que les arrebataría el nicho de mercado que les abandera como los dirigentes de la lucha callejera. Estuvieron presentes el pasado 1 de octubre, fecha de celebración del referéndum, aunque en un segundo plano más discreto. Pero sin duda cobraron más importancia en la huelga de este miércoles, 8 de noviembre, por su organización más elaborada en la que un gran número de grupos reducidos se coordinaron para paralizar las principales vías de acceso y salida de Barcelona, así como las estaciones de ferrocarril y sembrar el caos.
Hijos de la CNT
“Es necesaria la movilización permanente y pasar a la acción”, publicaba uno de los miembros de un CDR en un foro interno online en el que hacía un llamamiento a la unión para la huelga general del pasado 3 de octubre, tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). “Hay que hacerlo de manera coordinada con gente de confianza”, añadía, y pedía que cada cual buscase el Comité de Defensa de su zona y, si no existía, lo crease.
Otro de los usuarios participantes en el debate preguntaba sobre el nombre de los grupos y su presunto guiño a los Comités de Defensa de la Revolución de Cuba. “Más cercano, compañero”, le responden, junto a un link que redirige al libro Los Comités de Defensa de la CNT (1933-1938) del historiador Agustín Guillamón. Una publicación que habla de “una violencia entendida como un medio para derribar el poder del Estado y del capital y defender la construcción de la revolución, y no como un fin en sí misma”.
Según esta publicación, los guerrilleros de la CNT, como sus nuevas juventudes de la CUP, huían de pistolas y naranjeros --subfusiles republicanos-- y ponen sobre la mesa “un elemento de indispensable para superar las limitaciones de los estallidos espontáneos y preparar, si hace falta cocinada a fuego lento, una gran fuerza popular capaz de hacer la revolución”.