El gobierno de Barcelona tiene desde esta semana un nuevo objetivo en la agenda. El equipo de Ada Colau debe convencer en los próximos meses a la todopoderosa GSMA, una organización parecida a una patronal que está liderada por John Hoffman, de que en la capital catalana hay estabilidad tanto política como social.
El estadounidense está enamorado de la ciudad y no ha tenido reparos en asegurarlo públicamente. Pero sus gustos personales no pasarán por encima del negocio que gestiona y que mueve miles de millones de euros cada año, el Mobile World Congress (MWC). Los 435 millones que regaron Barcelona en la edición pasada los dejaron los 108.000 asistentes que ahora tienen miedo de venir por si hay una reyerta en la calle. Un mensaje que ha calado desde que dieron la vuelta al mundo las imágenes del 1-O.
El caos de la huelga del metro
Se ha internacionalizado el conflicto político, pero la contrapartida en lo económico está allí. “Cuando vas ahora a plantear una inversión fuera debes empezar por explicar que se puede ir por la calle con total seguridad y que no hay ningún conflicto social”, explica el gestor de un private equity a Crónica Global. Asegura que ya vivió este problema en el momento más duro de la crisis económica por el miedo de que España saliera incluso del euro, pero ahora en otra clave.
Además, existe el precedente negativo de la huelga de metro de la edición pasada. Generó caos y la falta de un plan de contingencia por parte del Ayuntamiento de Barcelona para facilitar los transportes públicos alternativos por, por ejemplo, carriles de tráfico segregados, ya provocó una primera advertencia de Hoffman sobre la continuidad de la cita. La segunda la hizo pública este miércoles en el patronato de la fundación que rige la Mobile World Capital Barcelona tras vivir en primera persona el colapso que los manifestantes provocaron al cortar las carreteras en la huelga general.
Edición de 2018 cerrada
GSMA no cuenta con un plan de contingencia y el congreso de 2018 se mantendrá según lo previsto. Hace meses que Fira Barcelona ha llenado el recinto de Gran Via y las grandes empresas que impulsan la cita, como Huawei, ZTE, las operadoras de telefonía o incluso automovilísticas como Ford o Seat ya han empezado a definir su propuesta que incluso implica la puesta en marcha de proyectos específicos y con partners locales.
Pero la advertencia es muy clara: si surgen “contingencias” durante el evento del próximo febrero y las sufren los congresistas, el MWC hará las maletas. A GSMA no le faltan novias para ello e incluso hay ciudades que ya han movido ficha, como Munich o París.
Responsabilidad de Colau
Todo ello ocurre en un momento en el que la responsabilidad de convencer al MWC recae casi exclusivamente en los hombros de Ada Colau desde el lado institucional, con todos los recelos que provoca el gobierno local en GSMA al no poder frenar la huelga del año pasado. El conflicto político catalán les ha dejado sin interlocutores en la Generalitat, que desde la dirección general de telecomunicaciones, controlada por PDeCAT, no supo poner en marcha una verdadera política industrial del sector. Algo que generó en su día tensiones entre los dos partidos de JxSí.
Los principales grupos de la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona han puesto el grito en el cielo tras la noticia del posible cambio de sede del congreso. Ellos lo tienen claro: es necesario defenderlo con uñas y dientes para que la capital catalana siga siendo un referente mundial en el sector de las nuevas tecnologías. Por ello, ponen a la alcaldesa contra las cuerdas y exigen que actúe. “La inestabilidad política causada por el independentismo está perjudicando seriamente a la economía de Barcelona y de Cataluña”, lamenta Alberto Fernández, presidente del Grupo Popular en el consistorio barcelonés.
Crecimiento perjudicado
Recuerda, además, que el Mobile representa un retorno de beneficios directos para la ciudad y “es fundamental para sectores como el taxi, el comercio, la restauración y el turismo”. Un dato por el que el dirigente popular no está dispuesto a permitir que Colau no remueva cielo y tierra para que Hoffman mantenga su sede en la capital catalana. Fernández pedirá, en la Comisión de Economía del martes 21 de noviembre, que el gobierno municipal explique todas las gestiones realizadas para garantizarlo, puesto que la ciudad tiene contrato hasta 2023. Además de solicitar el convenio, adendas y acuerdos que regulan la organización del congreso entre las diferentes administraciones y la Fundación Barcelona Mobile World Capital.
En la misma línea se ha manifestado la concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona Marilén Barceló: “No podemos permitirnos que la aventura separatista nos haga perder más empresas o inversiones que perjudiquen el crecimiento de la ciudad”. La formación naranja también llevará la iniciativa a la sesión de Economía la semana que viene, en la que insta a la alcaldesa a que dé explicaciones sobre cómo pretende conseguir que el congreso se quede. “Ayer tuvimos la mala suerte de que el señor Hoffman viviera en primera persona la situación de inestabilidad de nuestra ciudad”, ha lamentado Barceló.
Nombramiento de Grau
Un primer gesto para intentar contentar a GSMA es el perfil que se ha optado para el nuevo director del MWCB. Carles Grau es una figura respetada desde el sector en España y se le entiende como una persona con un perfil muy técnico.
Sus allegados aseguran que tiene la capacidad, la experiencia y las ganas de poner en marcha nuevas iniciativas y dar la puntilla final a las que ya están en marcha. “Otra cosa será que le dejen”, sentencian.