La familia Godó pone una vela a Dios y otra al diablo como hacen casi todos los editores de prensa y empresarios mediáticos. Planeta dispuso durante años de una participación en la editora del Avui y, mientras en La Razón se decía una cosa, en el antedicho diario, la contraria. Ahora mismo, se hace la competencia con La Sexta y Antena 3 al tiempo que ambas televisiones se reparten franjas y contenidos a mayor gloria de la puta y de la Ramoneta. Esto es que en La Sexta hay que derribar el denominado régimen del 78 y en Antena 3 glosar las últimas noticias del Vaticano o, en su defecto, la Conferencia Episcopal.
La aristocracia del papel quiere tener grandes y rentables plataformas multimedia para lo que es de todo punto imprescindible mantener unas magníficas relaciones con quienes otorgan las frecuencias y reparten la publicidad institucional. En el pecado llevan la penitencia, porque si Machín podía querer a dos mujeres a la vez y no estar loco, los políticos no se dejan. Tienden a exigir que se les quiera sólo a ellos.
Durante un tiempo especuló Godó con que 8TV fuera la televisión de referencia del soberanismo, pero le salió rana. Con el estandarte de Josep Cuní, a lo más que podía aspirar era a tener una franja de televisión informativa, bastante plural y con vocación de equilibrio. Sólo eso y nada más que eso. Con el veterano comunicador le hubiera resultado más fácil al grupo del conde aterrizar en la realidad tras el colapso de la república. Lo que no podía Cuní era competir con TV3 con los argumentos de una televisión pública (la distancia política) en una televisión privada. Godó hijo optó por fulminar al periodista.
Frente al modelo ponderado de Cuní ganó la radio de Jordi Basté, un minarete del proceso con más audiencia que Radio Terribas, desperta Catalunya. Lo del primero era demasiado conceptual, con tertulianos variados y un punto de ironía que hacía tolerables incluso las invectivas de la señora Rahola. Lo de Basté, en cambio, es puro chau chau y demagogia, un chute de adrenalina soberanista en ayunas, un pelotazo de anís del mono a modo de licor del polo. Visca, visca, visca, visca la república!
Tenemos al hombre que mira la tele igual que a Alex DeLarge en A Clockwork Orange, con los párpados atados a las cejas mientras soporta los bloques informativos del 3/24 con la sola ayuda de colirio y sedantes. Se ha perdido la encerrona a Xavier Trias de La Sexta, cuyo jefe de investigación, Joaquín Castellón, le entrevistó el pasado viernes. El buen doctor y jefe de la partida de lo que queda de Convergència en el ayuntamiento de Colau no se esperaba el retorno de la pesadilla suiza. Pensó que le requerían por la república y se encontró con los Paradise papers. Momento impagable "no sé de qué me habla".