La historia de Pablo Caño podría ser la de cualquier español. En noviembre de 2016 volvió a Madrid tras estar una temporada viviendo fuera, y solicitó a Vodafone que le diera de alta el internet en casa. Pero el servicio jamás llegó, y unos meses después lo colocaron en la lista de morosos de la Asnef por facturas impagadas de servicios fantasma.
Los problemas de Caño se solucionaron cuando Crónica Global se puso en contacto con la compañía telefónica para interesarse por el caso. Diez meses después de comenzado el conflicto, Vodafone tardó solo cinco días en solucionarle el problema a Pablo.
Una larga historia
“Me di de alta en Vodafone a finales de noviembre de 2016 por teléfono y pedí un router para tener internet en casa, y a los tres días del pedido llamé para preguntar por qué no había llegado y me dijeron que no tenían ninguna constancia de mis datos. Tras una semana de no saber más nada les dije que no quería el servicio. Entonces recibí una tarjeta SIM que nunca abrí ni utilicé”, relata Pablo en lo que inicialmente pensó que sería solo una anécdota.
Dos meses después de haber contratado a Vodafone, en enero, recibe una factura por un montante aproximado de 50 euros, que Pablo rechaza. En junio de 2017 vuelve a recibir una carta, esta vez intimándolo a pagar las facturas y amenazando con que si no lo hacía, lo incluirían en la lista de morosos de Asnef.
En Twitter es donde han quedado las evidencias públicas de las reclamaciones
Más “deudas”
El pasado agosto Pablo Caño recibe una llamada de una operadora de la empresa de telecomunicaciones que le informa que tenía una factura impagada de más de 200 euros, “por el servicio que había recibido hasta el mes de abril”, a pesar de no haber conseguido ni siquiera el router, “nunca me confirmaron siquiera el alta”, asegura.
En agosto, Vodafone tiene constancia de las reclamaciones recibidas y piden a Pablo que solucionen el problema por mensaje privado (DM)
En septiembre, Pablo recibió finalmente la carta de Asnef diciendo que lo incluían en el fichero de morosos. Pero la paradoja llega cuando a los pocos días recibe una llamada de Vodafone para ofrecerle un descuento, por ser cliente. El afectado ha interpuesto demandas en OCU tras esta situación, aunque tampoco así había conseguido respuestas.
Respuesta ante los medios
El pasado 27 de septiembre, Crónica Global se puso en contacto con Vodafone para consultar si estaban al tanto de la situación de Caño. Cinco días después, el día 2 de octubre, Pablo recibió una llamada de la empresa: “Me han pedido perdón y han eliminado la deuda”.
Consultados nuevamente por este medio, desde la operadora telefónica han asegurado que se ha solucionado el problema gracias a la intervención recibida y que lo que había sucedido era "un error en los datos del cliente, fue un error por nuestra parte", han aceptado. Pero la respuesta de Vodafone no transmite tranquilidad: aseguran que no conocen la casuística, es decir cuántos casos de este tipo hay, por el contrario revelan que han resuelto este asunto puntual gracias al aviso de Crónica Global.
Cómo actuar ante estos casos
Si bien la historia de Pablo Caño se ha resuelto por la intervención de un medio de comunicación, claramente no es lo lógico. Es por eso que Jorge Mora, abogado experto en consumo, explica lo que se debería hacer en estas situaciones. Lo primero --tras reclamar a la misma compañía-- es denunciar ante la OMIC (oficinas municipales del información al consumidor). Con esta denuncia se puede tener un arbitraje de consumo, que “suele darle la razón al denunciante”, asegura Mora.
El abogado detalla que este tipo de arbitraje no requiere que el consumidor lo presente contratando a un abogado o procurador, ya que “al ser procesos menores de 2.000 euros no es necesario”. Si el arbitraje sale bien, es posible ganar una compensación económica, lo que sí es cierto que tarda un par de meses en cumplimentarse, y también en cobrar.