Ni el entretenimiento televisivo se libra del proceso, lo que es bueno para el proceso y nefasto para el entretenimiento y la televisión. No podía Jordi González acometer con más desgana y partidismo la última entrega de "Mad in Spain", una pedrada inserta entre interminables bloques de anuncios sobre los más variados aspectos del referéndum, los Mossos y el carácter concreto de Cataluña como nación, ente, sujeto de soberanía o estado alterado de conciencia.
Vidrioso expediente que se presentó desequilibrado de entrada. Ciudadanos, PSC y PP en Cataluña comparecieron con sus primeros espadas, Inés Arrimadas, Miquel Albiol y Xavier García Albiol. En cambio, Junts pel Sí mandó a los diputados en el Congreso Carles Campuzano (cuota convergente), Teresa Jordà (ERC), y pasaban por ahí también el diputado podemita Joan Mena y el animador de la ANC Jordi Sànchez. Equipo de reservas, pero con un compareciente más.
Hablaron más los primeros, gritaron mucho todos y el debate no sirvió más que para constatar que para los unos el referéndum, de celebrarse, será una chapuza, mientras los otros consideran todo lo contrario además de que el resultado será vinculante, efectivo y de aplicación inmediata. Como la cosa languidecía, entró en escena desde la Generalitat el entrañable Jordi Turull para aventar la teoría de la conspiración contra los Mossos. Momento de tensión con Arrimadas. Turull, en su línea habitual, vino a decir que ella, ni p... idea del mundo municipal. Arrimadas se revolvió como una pantera y replicó que menos que él, que lleva toda la vida viviendo de la política. Tensión no resuelta porque Turull exigió a Arrimadas que retirara sus palabras, cosa que no ocurrió.
Tras otra turbulenta ronda de intervenciones en la mesa principal, se dio paso a un breve cara a cara entre la inevitable Pilar Rahola y Javier Nart, el eurodiputado de Ciudadanos. Nart se zampó a Rahola, una caricatura de tertuliana que teorizó sobre la permanencia de una Cataluña independiente en la Unión Europea puesto que de lo contrario la fruta murciana no podría atravesar el "territori" sin pagar aranceles. También dijo que otra opción sería la que Cataluña se convirtiera en una "isla tributaria", que debe ser algo así como un paraíso fiscal. El remate fue la comparación con Suiza, casi igual superficie y número de habitantes que Cataluña. Y se quedó tan pancha.
Ese era el nivel hasta que irrumpió en escena Juan Carlos Monedero entrevistado por Jordi González en espacio aparte y en calidad de gran experto y docto profesor de Ciencias Políticas para perorar sobre la composición plurinacional de España debido a que los Reyes Católicos no querían construir una nación sino un imperio para evangelizar el orbe. La frase titular fue que en su modesto entender Gabriel Rufián es más español que Mariano Rajoy, más honrado y trabajador. Ya era lunes y en Telecinco seguían con la brasa mientras Jordi González se preguntaba espantado si entrarían los tanques por la Diagonal.
El hombre que mira la tele se despertó tarde, cambió de canal y en Antena 3 estaba el iluminado Alejandro Cao de Benós, agregado o lo que sea de Corea del Norte en España, defendiendo a Kim Jong-un mientras Susanna Griso replicaba que es un sátrapa, un dictador y un malo malísimo. Peligro. El temblor de la bomba H se notó en Canarias. Mono de Gran Hermano, Supervivientes y First Dates.
Cataluña, la Suiza del Mediterráneo en Telecinco
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