Los Mossos d'Esquadra mantienen abierta la investigación sobre el Ford Focus que se saltó un control en la avenida Diagonal de Barcelona tras el atentado terrorista de Las Ramblas el jueves pasado y que fue abandonado con una persona acuchillada en su interior en la vecina localidad de Sant Just Desvern.

Un supuesto yihadista robó el coche a un vecino de Vilafranca del Penedés (Barcelona) de 30 años, vinculado al sector vinícola y que conducía el vehículo de su padre.

Fue el que usó el presunto terrorista en su huida. Una carrera en que arrolló e hirió de gravedad a una agente de la policía autonómica para avanzar después unos 600 metros. Entró en la ciudad de Sant Just y abandonó el automóvil cerca del edificio Walden. Dentro, los agentes localizaron el cuerpo sin vida de la víctima, que murió apuñalado.

Testigos clave

La reconstrucción de los hechos de la policía autonómica ha permitido saber que el joven de Vilafranca utilizó sus tarjetas de crédito a la una del mediodía del jueves negro en Barcelona. No se supo nada más de él hasta que apareció muerto.

Algunos testigos presenciales de la huida vieron salir del Ford Focus a un muchacho joven, delgado y que vestía una camiseta roja.

Sus rasgos físicos y la indumentaria descrita coinciden con la del yihadista que, horas después, se bajó de un Audi A3 en Cambrils (Tarragona) y se lanzó, cuchillo en mano, contra una mujer de Zaragoza. La hirió de muerte antes de ser abatido a tiros por los Mossos d’Esquadra.

Asalto del coche en Barcelona

La hipótesis con la que trabajan los agentes es que el yihadista habría asaltado el coche que conducía o estacionaba el joven de Vilafranca. El terrorista, hábil en el manejo de armas blancas, necesitaba el vehículo para salir de Barcelona.

Mató al conductor, pero no se deshizo del cadáver. Dejó a la víctima tirada entre los asientos del coche con el que se dedicó a circular por la ciudad.

Se piensa que su misión era la de conseguir el turismo que se debía usar para huir de Barcelona tras el atentado de Las Ramblas, un ataque que se improvisó. La explosión en el chalé de Alcanar (Tarragona) dio al traste con la intención inicial de la célula terrorista de usar una megabomba en un emplazamiento icónico de la ciudad.

El cuchillo, elemento clave

Los presuntos yihadistas se dispersaron tras el atropello masivo en el centro de la capital catalana. El sospechoso lo hizo al volante de un coche que había robado cuatro horas con el joven de Vilafranca muerto en su interior.

Cuando llegó a la salida norte de la ciudad se topó con el control de seguridad que arrolló. Huyó de allí. Posiblemente hacia algún escondite de la célula en el sur de Cataluña.

En esta hipótesis que valoran los Mossos d’Esquadra, el cuchillo resulta un elemento clave. Quieren saber si es la misma arma que dio muerte al joven de Vilafranca y a la mujer de Zaragoza.

Por ahora, las relaciones entre ambos hechos parecen evidentes. La policía científica trabaja para intentar certificarlos.