Se cumplen dos años de aquel 13 de agosto en el que Neret, uno de los caballos que empujan un carruaje para turistas por las calles de Barcelona, muriese fulminado por un golpe de calor mientras volvía hacia su cuadra en la hípica municipal Foixarda, en la montaña de Montjuïc.
Nada ha cambiado desde entonces. Los caballos que trabajan para satisfacer los paseos señoriales de los visitantes de la capital catalana continúan en las mismas condiciones.
Condiciones pésimas
Los animales se ven obligados a hacer jornadas de seis horas seguidas al día, arrastrando a grupos de personas que en ocasiones no respetan el aforo máximo del carro. Realizan paseos de media hora seguida en un recorrido que parte de Las Ramblas, continúa por Fontanella, Via Laietana, paseo de Colón y finaliza en el punto de inicio.
Cuando acaban la jornada, vuelven de nuevo a la Foixarda. Y lo suelen hacer exhaustos, no sólo por el cansancio, sino también por la falta de hidratación y alimentación a la que son sometidos. Patricia Lorenzo, coordinadora de la entidad Prou tracció a sang, defensora de estos cuadrúpedos, explica a Crónica Global la situación real de los animales.
Contra la esclavitud
“Hemos estado haciendo un trabajo de campo durante un largo periodo de tiempo y hemos comprobado que apenas beben ni comen”, sostiene. El cochero, según esta animalista, empezó a alimentarlos cuando comprobó que grababan su comportamiento. “Los veterinarios insisten, además, en que los caballos necesitan comer constantemente para no tener estrés digestivo”. Algo que por lo visto no se cumple.
Para luchar contra la situación actual, la entidad se manifestará el próximo sábado 19 de agosto por las calles de Barcelona y realizarán el mismo recorrido que los carruajes tirados por los caballos. Bajo el lema “No más muertes ni esclavitud”, los activistas quieren presionar al ayuntamiento para que modifique la normativa.
Horizonte: Tres Tombs
Tras la muerte del animal en 2015, el consistorio convocó una mesa de trabajo en la que se ha comprometido a no renovar la licencia con la empresa actual que se encarga del servicio turístico de paseo en carruaje. “Pero puede venir otra empresa y pedir licencia. Queremos que el ayuntamiento prohíba la tracción animal”, espeta Lorenzo. Principalmente, porque en pleno siglo XXI ya no es necesaria, dejando a un lado las condiciones del animal citadas.
Su principal objetivo es que se respeten los derechos de los caballos y se prohíban, también, las fiestas como los Tres Tombs para asentar un precedente y dar un paso más en la lucha animalista en todo el territorio catalán.
Presente en leyes
David Martínez, portavoz del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) en Cataluña, cuenta a este medio que “los carruajes causan un gran sufrimiento a los animales. En primer lugar, porque han de convivir en un medio hostil para ellos: ciudad, asfalto, tráfico motorizado, gases, ruidos…”. En segundo, por las largas jornadas de trabajo a las que se someten en condiciones climatológicas extremas.
Martínez aplaude la iniciativa municipal de no renovar la licencia de explotación actual, pero considera fundamental que dé un paso más: la abolición de la utilización de estos carruajes, que esté presente en normas, ordenanzas y leyes y no sujeta a criterios cambiantes.