"A veces utilizo un lenguaje colorido" tuiteó Anthony Scaramucci tras llamar "jodido paranoico esquizofrénico" a Reince Priebus y asegurar que "yo no intento mamármela como Stephen Bannon". ¿Mafiosos? Scaramucci acaba de ser nombrado director de Comunicación de la Casa Blanca y Priebus está recién cesado de jefe de gabinete de Donald Trump reo de chivato de la prensa. Bannon resiste como estratega en jefe del trumpismo y replica a Scaramucci a través de "breitbar.com", medio de referencia de la "alt-right" estadounidense y del que fue director. Bannon acusa a Scaramucci de dedicarse a figurar en el "spotlight" en vez de a defender una cosa que llaman "@realDonaldTrump's agenda".
El odio al periodismo y quienes lo practican se funda en maliciar que hay medios y "mediodistas" que más que a contrastar noticias se dedican a confirmar sus sospechas. Y eso en el supuesto más beatorro. Está muy extendida tal fobia en el mundo de la nueva farándula: políticos, futbolistas y supervivientes de "Supervivientes". Sin ir más lejos, el defensa central Piqué coquetea con la idea de montar un medio que responda a su acendrado amor por la verdad, la ética, la información de calidad y el respeto al honor y a la intimidad del prójimo famoso. Ánimo, chaval. Mejor tirar el dinero con eso que perderlo en el póquer Texas holdem.
Hablando de Piqué, Neymar está en la rampa de salida del Barça en dirección a "Paris la nuit". En el caso del delantero brasileño no sólo está en juego mucho mucho más dinero, sino el ego y la posibilidad de residir en otra ciudad, nada menos que en la capital de Francia. El joven de 25 años lleva cuatro en Barcelona a la sombra de Messi, que no le deja jugar por el centro. Sus actuales compañeros le dicen que aquí puede ganar todos los títulos, pero allí le hablan a él y a su padre de montañas de petrodólares libres de impuestos, de inmunidad diplomática bajo el manto del emirato de Qatar y de que jugará donde quiera. Así se las gastan en Doha cuando les borran de la "samarreta". ¿Cuánto? ¿Trescientos millones? Calderilla. Qatar quiere comprar el fútbol mundial y Jaume Roures lo sabe.
Hay muchos intereses cruzados en torno al muchacho, cuya postura es inamovible. Hará lo que mande su padre. Caso insólito. Así lo dijo en Twitter y le sobraron 128 caracteres. Como en todo gran fichaje, las lecturas son variadas. Destaca la clave “vendetta” entre familias culés, dadas las influencias del laportismo-guardiolismo en el emirato proscrito entre sus pares y en la organización del Mundial, de aquí en cinco años. También está la paralela de que los Neymar huyen de Montoro.
El proceso, de momento, no tiene nada que ver con toda esta historia porque si bien el Ejecutivo de Puigdemont es "el Govern dels Tuitaires", ni él es Trump, ni Turull, Scaramucci, aunque lo intentan con denuedo. Además, su “periodifobia” es selectiva. Todo hay que decirlo: sólo les dan asco los medios que no tienen en el bolsillo porque paga el pueblo. En cuanto a lo de que Neymar siga en el Barça, ellos pueden organizar un referéndum, pero no hacer dos milagros.