Bajo el mandato del expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, decenas de dirigentes federativos internacionales se hicieron ricos. Fundamentalmente, a través de un descarado tráfico de influencias y de los consiguientes sobornos por la venta de derechos audiovisuales, pero también mediante otras líneas de expolio criminal como las comisiones por millonarios patrocinios o, incluso, el amaño de partidos de fútbol.
Desde 2005, el FBI tiene como prioridad esclarecer todas las aristas de corrupción que florecieron al amparo y bajo el mandato de Blatter.
El Federal Bureau of Investigation, desde entonces --y como en esa institución es habitual--, trabajó con la ayuda de colaboradores especiales: dos arrepentidos que se han implicado hasta el cuello en la investigación que todavía dura. Se trata de un empresario brasileño del sector del marketing y de un directivo de alto nivel de la CONCACAF (confederación de asociaciones nacionales de fútbol del norte del continente americano). Tal y como ha podido confirmar este medio, la UDEF, que ha tenido acceso a estos informes, ha utilizado algunos datos en ellos referenciados para completar la investigación contra el expresidente de la Federación Española de Futbol, Ángel María Villar.
Delincuentes arrepentidos
El FBI califica a sus colaboradores como Cooperador 1 (TC1) y Cooperador 2 (TC2). TC1 se ha declarado culpable de soborno. Se trata de un empresario brasileño del sector del marketing cuya compañía tiene delegaciones en diversos países de América del Sur. Según los informes policiales: “Efectuó millones de dólares de pagos para conseguir o retener los derechos de difusión o marketing asociados a la copa América”.
Según el FBI, TC1 pagó a Rafael Esquivel Melo, presidente de la federación venezolana de fútbol, 110 millones de dólares a través de la empresa DATISA por los derechos audiovisuales por partidos celebrados en 2005, 2009 y 2013.
Micrófonos delatadores
Los investigadores también dan detalles, en sus informes reservados, de la figura del segundo arrepentido: TC2 sobornó al presidente de la federación Nicaragüense, Julio César Rocha López, para obtener los derechos de difusión de las rondas clasificatorias del mundial del 2014. Y el mismo TC2 se prestó a ponerse un micrófono con el que el FBI logró registrar todo el soborno.
Según fuentes de la policía española, estos arrepentidos facilitaron información sobre la supuesta implicación de la FIFA en el presunto amaño de la final de la Europa League de 2008 entre el Zenit de Sant Petesburgo y el Bayern de Munich.
FBI contra FIFA
La policía estadounidense puso a la FIFA en su punto de mira desde el momento en que sospechó que la United States Soccer Federation (USSF) resultaba afectada por la red de corrupción en el fútbol que se propagaba a partir del año 2000, desde América del Sur hacia las federaciones del norte del continente. El FBI puso sus indagaciones a disposición del fiscal del distrito Este de New York y de la División de Investigación Penal del servicio de renta interna de los EEUU. Esa fiscalía solicitó datos a la Audiencia Nacional sobre diversas cuentas de Rocha y Esquivel en España. En concreto, una en Bankinter y otra en CaixaBank, a donde habrían ido a parar algunas de las mordidas cobradas por esos dos altos mandatarios federativos, vinculados a la FIFA.
Fuentes de la UDEF explican que ambos son el embrión de donde parte el resto de investigaciones sobre el desmoronado imperio de Joseph Blatter. El FBI les acusa de “conspiración para el chantaje, fraude electrónico y blanqueo”.