Una habitación, un grupo de personas, enigmas a resolver y 60 minutos para escapar. Así son los juegos de escape o escape rooms que hoy marcan tendencia en materia de entretenimiento (y negocio) en las capitales europeas y, sobre todo, en Barcelona.
El misterio es la característica principal de estos centros de entretenimiento. Los escape room son sitios en donde un game master (quien dirige el juego) recibe al grupo, y les cuenta una historia con algún enigma irresuelto. Luego, invita a los participantes a encerrarse en una habitación, de la que solo podrán salir si resuelven el misterio.
Durante la hora que por término medio el grupo está dentro de la sala, el game master los vigila mediante cámaras, y va dando pistas. Las temáticas son variadas: antes de participar solo es posible saber si son de terror, o si hubiera algún elemento que produjese sobresaltos importantes; el resto se sabe una vez dentro.
Negocio rentable
En Barcelona hay más de 80 salas para practicar juegos de escape, y a pesar de la aparente inestabilidad del modelo de negocio (solo se puede jugar una vez), sus creadores aseguran que sus empresas continuarán creciendo.
La inversión inicial parte de los 40.000 euros, aunque todo depende de las reformas que se deba hacer en el local. En cuanto a las ganancias, los precios varían según la cantidad de jugadores que asistan a la sesión: cuantos más sean, menos pagan (suele oscilar entre 12 y 25 euros por persona y por juego).
La clave: el trabajo en equipo
Trabajar en equipo en fundamental para poder escapar, según el creador del escape room Enigmik, Agustí Carbonell. Junto a su socio, probaron un escape room cuando vivían en Londres, --cinco años atrás-- “y decidimos volver a Barcelona y montar uno aquí”. Se trata de un Búnker, y para saber más hay que jugar.
La sala abrió en marzo de 2015, y claramente ha tenido éxito. Carbonell atribuye el buen funcionamiento al trabajo realizado, pero también a la ciudad: “En Barcelona hay dos millones de habitantes y además hay mucho turismo”, eso ayuda a que el público se renueve.
Cuatro participantes de un 'escape room'
Trabajo e inspiración
Iñaki es diseñador gráfico y director de arte, y hace cuatro años creó Roomin, el juego de escape de la Vila de Gràcia. “Hay una parte de trabajo y mucho de inspiración, se trata de tener un conjunto de cualidades para poder montar un set”.
Para el creador de Roomin tener un escape room es como montar cualquier empresa. Aunque asegura que para crear el suyo ha tenido que investigar bastante el mercado, participar de otros juegos de escape y estar en constante actualización.
Con fecha de caducidad
Los juegos de escape no pueden montarse en cualquier sitio. Está claro que una ciudad como Barcelona, con muchos habitantes, pero sobre todo con una continua afluencia de turistas, garantiza la renovación del público para este tipo de juegos, en los que solo se puede participar una vez.
Carbonell tiene claro que por más éxito que tenga el Búnker ahora, en algún momento tendrán que actualizarse. “No está del todo estudiado, pero más o menos sabemos que cada juego tiene unos seis o siete años de vida”.
De moda en las empresas
El juego está planteado de modo tal que el público es variado. Pueden ser grupos (por lo general de hasta seis personas) de amigos, familias, nativos o turistas, pero también es una moda para las empresas.
“Recibimos empresas pequeñas o también grupos de empresas grandes”, comenta Carbonell. En Enigmik se fomenta el team building y la posibilidad de trabajar en equipo pero en forma distendida, fuera de las oficinas, una tendencia que crece para fortalecer la relación entre los empleados.
Los creadores coinciden en que los consejos para asistir a un juego de escape no existen. Solo hace falta desconectar de los problemas cotidianos dentro de la sala, trabajar en equipo y concentrarse en resolver el misterio para poder escapar.