No todas las profesiones reducen sus servicios de prostitución durante el verano. La de las prostitutas es una de las que se incrementa en el periodo estival y facilita que las profesionales del sexo noten un aumento considerable de clientes, a la búsqueda de sus servicios.
Así lo han explicado a Crónica Global varias meretrices y argumentan que uno de los motivos principales de este fenómeno es el hecho de que los niños ya no tienen colegio, por lo que los matrimonios se reparten las tareas y, en muchas ocasiones, las madres viajan con los menores a las segundas residencias mientras los padres se quedan en la vivienda principal hasta que empiezan vacaciones.
Sin vacaciones
“Nuestros clientes se quedan de rodríguez y aprovechan para llamarnos”, dice Martina de la Terra, nombre con el que se da a conocer en su trabajo. Es prostituta de lujo y durante estas últimas semanas ha aumentado tanto su ritmo de clientes que ha decidido posponer sus vacaciones hasta que se revierta la situación y tenga más disponibilidad.
Lo mismo opina la firma de escorts de moda de Barcelona, Apricots. Según ha informado una portavoz a este medio, julio es un buen mes porque los hombres se quedan solos en casa pero también por la proyección internacional que tiene la marca.
Turismo sexual
“Algunos turistas vienen aquí con una ruta sexual preparada. Buscan información sobre nosotros desde sus países porque les genera seguridad, quieren confianza y transparencia”, argumenta. “Y alguno que viene con la familia también se escapa, de vez en cuando”.
El verano es una buena época, eso dicen los datos de cierre año tras año, pero también lo son otras como la Navidad —antes y después de las días señalados— y las fechas en las que se celebran ferias como el Mobile World Congress (MWC) en Barcelona, que suele ser en febrero o marzo.
Clientes fieles
Para Montse, otra prostituta de lujo de la capital catalana que trabaja cada vez más en el resto de España, sostiene que las fiestas navideñas son una de las mejores épocas profesionales para ella, como también lo son la Semana Santa y el verano.
Aunque matiza que siempre depende de varios factores como las tarifas o de si se ejerce en la calle, en un club o en un domicilio u hotel. “Para las que trabajamos en un alto nivel, julio no siempre es el mejor mes porque ellos también viajan y se van fuera”, argumenta. No pasa lo mismo con los clientes más fieles, que están ahí durante todo el año.