A Cristiano Ronaldo le falta un asesor de prensa tipo Joan Maria Piqué. ¿Recuerdan a aquel tipo de las gafas blancas que salía en todas las fotos de Mas? Pues no era un cobrador del frac a sueldo de las cloacas del Estado para molestar al president sino su jefe de prensa. O mejor un Madí capaz de convertir a dos guardias civiles de paisano a las puertas del Teatre Nacional de Catalunya en un destacamento de la Gestapo a tricornio calado.
Con un guionista del procés, la inspección en el yate del astro de Madeira a cargo de agentes de Aduanas hubiera sido un abordaje de piratas somalíes camuflados de inspectores de Hacienda o el último atentado del tardofranquismo, Llach dixit sobre el 23-F del TNC instruido por el juez del trece. A diferencia del pollo que montó Turull con el de la estaca, Cristiano se refleja en el espejo y en el estoicismo samurai de Viriato. Así es que no ha dicho nada de persecuciones, estados autoritarios, de la operación Ronaldo o de la judicialización de sus vacaciones.
La policía de Hacienda depende directamente de Cristóbal Montoro, connotado simpatizante del Atlético de Madrid. Los del Consejo de Ministros le apodan en secreto Perro loco, que es el alias del secretario de Defensa de los Estados Unidos, el general Mattis. El ministro es Torquemada desatado y al siete merengue le tiene más ganas que a Messi y Neymar. De ahí el "¡alto al Servicio de Vigilancia Aduanera!", un control de carreteras pero en aguas de Formentera, que le practicaron al futbolista y su familia. A ver, los papeles del barco y a soplar por la boquilla.
La Agencia Tributaria resta toda trascendencia al suceso, inserto en una campaña para controlar que las empresas de alquiler de embarcaciones estén al corriente con Hacienda. Los veraneantes están aterrados. Se han acabado las orgías con tema en cubierta. A los miembros del servicio les llaman los "aguafiestas".
Oleada de calor y de erotismo millennial, que es el quiqui urgente, el alivio inmediato. Sexo bizarro y avalancha de conductas obscenas en los vuelos a España. Es una historia del Daily Mail, la experiencia del pasajero de EasyJet entre Manchester y Alicante que compartió fila con una tórrida pareja. El mes pasado pasó lo mismo en un vuelo de Ryanair a Ibiza, con la diferencia de que los pasajeros grabaron la acción entre Tracey Bolton y Shaun Edmondson.
Tras la acrobacia en un parque de la Barceloneta y el polvo del tejado de los sanfermines ha pasado un tanto desapercibida la masturbación del autobús del pasado domingo a las siete de la mañana en la línea 10 de Palma a Son Cladera, el cinco contra uno de un individuo ante una mujer que lo graba con su móvil para denunciarlo a la Policía y en las redes. La cara del sujeto está pixelada en YouTube (tecleen "pillado masturbándose en un autobús”) porque a la denunciante le han advertido que podría vulnerar el derecho a la intimidad, la imagen y el honor del pajillero. Pudiera ser que tal conducta no fuera ni exhibicionismo puesto que no había menores presentes. "¿Dónde vamos a parar?" se pregunta la joven en el singular testimonio.