El jaque al botellón, que cada año provoca 5.000 ingresos hospitalarios en España por intoxicaciones etílicas, también se ha tomado vacaciones hasta septiembre. Mientras, las recomendaciones de casi un centenar de expertos (más de 5.000 folios) esperan la vuelta de los 11 miembros de la comisión parlamentaria encargada de perfilar la norma estatal para hacer frente a este “serio problema de salud”.
El parón veraniego ha movilizado esta semana a asociaciones de padres (Ceapa y Concapa), educadores (MEP, Escuelas Católicas y FEDADI) y expertos en adicciones (FAD, Socidrogalcohol y UNAD), que llevan 14 años esperando medidas de choque. No se resignan a que las fiestas etílicas de los menores sean relegadas en la lista de prioridades sociales.
El primer paso es acabar con la consideración de las borracheras o "consumo compulsivo" como algo normal y fomentar la prevención en el ámbito escolar y la familia. Entonan su mea culpa por "haber sido cómplices del daño a la salud de nuestros jóvenes" y ser, por omisión, los "primeros responsables”.
Quinto intento
El proyecto de ley recorre desde 2003, como una especie de fantasma, la sede central del Ministerio de Sanidad. Su titular, Dolors Montserrat, ligada familiarmente al sector del cava, se ha comprometido a un quinto intento, pero "sin plazos ni prisas" y en "busca del mayor consenso".
Va precedido de los sonoros fracasos de Mariano Rajoy al frente de Interior y de las ministras Ana Mato, Leire Pajín y Elena Salgado. Trinidad Jiménez y Alfonso Alonso dejaron reposar los proyectos en un cajón ante compromisos electorales.
Los cuatro se estrellaron contra las presiones del lobby de los productores de vino, cerveza y alcoholes de alta graduación. "Traían el anteproyecto redactado. No hubo manera de llegar a un acuerdo razonable como en países de nuestro entorno", recuerda una exalto cargo del ministerio del Paseo del Prado.
Problemas añadidos
En las comparecencias ante diputados y senadores, los especialistas han advertido de graves problemas añadidos por el abuso de alcohol. A intoxicaciones y comas etílicos se suman fracaso escolar, peleas, contagio de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, suicidios, accidentes de tráfico y enfermedades del hígado.
Botellas y bolsas de plástico en una zona de 'botellón' / EFE
Los médicos repiten este dato oficial: un 30% de los menores de 14 a 18 años se ha emborrachado en el último mes y un 15% lo hace todas las semanas. Advierten de que las borracheras se han duplicado en 20 años. “Si no se toman medidas, la próxima promoción de españoles será una generación enferma”, alertó Rodrigo Córdoba, coordinador de educación sanitaria de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
Retrasar el inicio
Para el especialista, uno de los principales impulsores de la ley antitabaco de 2010, retrasar la edad de inicio del consumo a los 18 años es fundamental. Entre otras cosas, el desarrollo del cerebro no se completa hasta los 20 años. Actualmente, los adolescentes empiezan a beber con 13,8 años de media, el equivalente a segundo de la ESO.
Otras recomendaciones son más peliagudas, como bajar a cero la tasa de alcoholemia general para conducir. La caja de los truenos se abre con estas otras: aumentar el precio del alcohol (incluido el vino) con un impuesto especial -España es uno de los países más baratos de la UE-, reducir los establecimientos de venta, establecer sanciones económicas para el consumo en la vía pública y eliminar la publicidad y el patrocinio.
Veto publicitario
El veto publicitario es sin duda la más polémica. Pero los médicos lo consideran crucial, como en el caso del tabaco, para cambiar la percepción de bajo riesgo que impera entre los menores. Advierten de que a veces, de la mano de futbolistas y otras idolatradas figuras mediáticas, los anuncios asocian el consumo de cerveza y otras bebidas con éxito deportivo y social, riesgo, aventura, amistad, conquistas sexuales y glamour. Incluso se patrocinan equipos y los campeones pasean sus trofeos bebiendo.
El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) denunció en mayo siete anuncios radiofónicos en emisoras de ámbito estatal que en horario de protección de menores incitaban al consumo de bebidas alcohólicas de más de 20 grados con mensajes directos y recursos auditivos de los propios presentadores.
Un camarero lleva varios vasos de cerveza en una safata / EFE
Largas del PP
El PP, siempre en la oposición en este tema, da largas, pide más plazos y la elaboración de "informes multidisciplinares". El PDeCAT, como cuando era CiU, argumenta la invasión de competencias para no pronunciarse. Cs y Podemos no lo tienen claro. Sólo los portavoces del PSOE y PNV apoyan sin ambages mayores restricciones publicitarias. El Gobierno vasco aprobó hace un año una estricta normativa en este sentido, pero el Tribunal Constitucional la suspendió a petición del Gobierno.
Los sectores vinícola y cervecero siguen poniendo el grito en el cielo y defendiendo que "basta con su autocontrol". Piden que la ley se focalice en menores, con medidas proporcionadas y efectivas que ayuden a solucionar el problema, sin penalizar a los adultos que consumen y disfrutan del producto responsablemente y en su plenitud.
También defienden los productores llevar a cabo campañas de promoción en el mercado interior para paliar cuatro décadas de caída continuada del consumo en el caso del vino, y para mantenerlo en el caso de la cerveza. Subir los precios para hacer más difícil el acceso de los menores, temen, fulminaría las ventas.
Conversar un vino
El psicólogo Javier Urra, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, asegura que los ocios alternativos (actividades extraescolares, deportes, música, teatro, danza, artes plásticas, etc) ensayados con éxito en Islandia, han resultado poco efectivos en algunos municipios españoles.
Es uno de los primeros abanderados de priorizar la vía educativa, de enseñar a los menores e incluso a los adultos a relacionarse con el alcohol. "Los amigos chilenos dicen la preciosa expresión 'conversemos un vino', que significa 'hablemos', algo opuesto a bebamos, a entender la diversión como la ingesta rápida y masiva de alcohol", para, según sus palabras, "quedarse gilipollas”.
Algunos juristas aseguran que no hay nada más inservible que dictar leyes que se incumplan, o que no se hagan cumplir. En este campo es muy complicado legislar. Una ley "punitiva" podría tener un "efecto rebote" porque la gente se rebela contra las sanciones, advirtió Félix Pantoja, fiscal del Tribunal Supremo y exfiscal de menores en Tribunal Superior de Justicia de Madrid.