El vecino de Calafell detenido el pasado jueves por el tiroteo frente al tanatorio de Gavà estaba inmerso en turbios negocios e inversiones con el cocinero del bar Sindicat del Vi de Vilanova que resultó abatido a tiros hace 15 días.
El detenido es el presunto autor del asesinato de un hombre de Miami Platja y el del mencionado cocinero de Vilanova, así como de las graves heridas que sufrió la esposa del cocinero y, el pasado jueves, los dos policías municipales que le sorprendieron en actitud sospechosa frente al tanatorio de la Gavà.
Amor y dinero
Una de las hipótesis que sobrevuelan este complejo caso sitúa su inicio hace 15 días cuando un hombre alto, delgado, con barba, vestido con pantalón, camisa y gorra negra, irrumpía en el bar Sindicat del Vi, acribillaba al cocinero y dejaba gravemente herida a su mujer.
Poco después, moría en una urbanización de Miami Platja un hombre también tiroteado. El jueves pasado, dos policías municipales de Gavà eran heridos de extrema gravedad.
Calibre 22
En los tres casos se utilizó un arma cuya munición era del calibre 22. Ese fue el primer nexo de unión. Pero, a partir de ahí, los investigadores fueron trenzando los casos y empezaron a aparecer datos muy reveladores. Por ejemplo, el detenido en Canyelles tras el tiroteo de Gavà era el exnovio de la hija del hombre muerto en Miami Platja.
Este hombre había recibido una reciente inyección económica (quizá una herencia) y, según algunas fuentes consultadas, había prestado dinero al novio de su hija para emprender un determinado negocio o inversión. Ese negocio no era otro que un turbio asunto junto a su socio, el cocinero de Vilanova.
Desamor
María Rosa, la hija del hombre muerto en Miami Platja, abandonó a su novio, 20 años mayor que ella. Y ese vecino de Canyelles, ofuscado por el desamor, la emprendió con quien iba ser su suegro. Luego fue a Vilanova a arreglar cuentas con su socio, quien, según los indicios, le habría estafado en esa turbia inversión, quizá vinculada con la droga. Por eso le mató. Por eso la esposa del cocinero, conocedora de lo que se traían entre manos, no ha querido declarar nada congruente ante los Mossos. El asesino, ávido de venganza, se personó en el tanatorio de Gavà para acabar con cuantos miembros de la familia de su exnovia pudiera. La valiente acción de los policías municipales se lo impidió.
Ese hombre, que se ha negado a declarar, está ya en prisión. Pero esta historia, propia de las novelas negras más increíbles, ha dejado un reguero de sangre en el camino.