La primera voz de alarma la lanzaron los vecinos de la calle Anna Tugas, del distrito badalonense de Montigalà. Ahora, a esa queja se han unido los vecinos del barrio de La Salud, que hasta en 20 ocasiones han requerido la presencia de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra, atemorizados por los habitantes de un piso que, en los últimos dos años, ha ido pasando de mano en mano de okupas, que lo han utilizado para prácticas delictivas.
Los propietarios de ese mismo inmueble, un bloque de protección oficial habitado por gente trabajadora, han constatado como esos intrusos dedicaban el apartamento al negocio de la prostitución. Hay más. Dicen tener sospechas de cómo los inquilinos han utilizado el inmueble para el tráfico de drogas al por menor con total impunidad.
Puerta arrancada de los contadores en el bloque de la calle Estadi en Badalona / CG
No son pobres
Un portavoz vecinal ha explicado a Crónica Global que “esos individuos dicen no tener recursos y, sin embargo, han contratado fibra óptica para poder ver los partidos de fútbol”.
Fuentes policiales han confirmado que en alguna de las intervenciones realizadas se ha constatado, para sorpresa de los propios agentes, que los okupas disponían de unos aparatos de reproducción musical de altísima fidelidad y precio desorbitado.
Sin reacción del ayuntamiento
Sin embargo, a pesar del alto ritmo de vida (no escondido por los ocupantes) y de la sensación de inseguridad que padecen los vecinos, el ayuntamiento no ha tomado medida alguna.
Como en el caso del barrio de Montigalà, los propietarios e inquilinos afectados, así como los vecinos, piden apoyo municipal y piensan llevar esta problemática a los plenos consistoriales.
Los habitantes de la calle Estadi dicen tener miedo y sentirse amenazados “por una mafia que se dedica a alquilar los pisos desocupados de forma ilegal”, aunque estos sean de protección oficial.