El turismo basura es como el perro del hortelano: ni descansa ni deja descansar en Barcelona. El último episodio se vive en el distrito de Gràcia, concretamente en la calle Perill. Los protagonistas, esta vez, son jóvenes turistas que se alojan en el Barcelona Sports Hostel, uno de los albergues juveniles con más capacidad de la ciudad.
Los vecinos de la zona denuncian "mucho jaleo en la calle". Un alboroto que es "insostenible por la noche y todavía más en verano". De esta forma se explica Nieves, una de las residentes en la misma calle. "Tenemos problemas para dormir, llevamos así tres años", añade. Los mismos que el hostel está en funcionamiento.
Los habitantes se han movilizado en contra del bullicio. Se han reunido con el Síndic de Greuges, con el distrito de Gràcia y han recogido firmas en varias ocasiones. También se han sentado con los responsables del alojamiento, al que no culpan directamente de la situación.
El alojamiento imprime "tolerancia cero"
La dirección del hostel entiende "las quejas vecinales". "Sabemos en lo que se ha convertido Barcelona y que se causan molestias en la calle", explica el portavoz del centro turístico. El Barcelona Sports Hostel ha tomado cartas en el asunto. El pasado verano, un vigilante controlaba los movimientos desde la puerta del alojamiento.
También han prohibido el consumo de alcohol en sus instalaciones. "Queremos potenciar la convivencia entre los vecinos y los huéspedes", explican a Crónica Global. "Tenemos tolerancia cero. A los que generan problemas y tenemos controlados les llamamos la atención en cuanto entran por la puerta". La misma fuente revela que los usuarios más conflictivos suelen ser alemanes, ingleses, americanos y franceses.
Imagen de la sala de encuentro del Barcelona Sports Hostel / CG
Quitar los bancos
Una de las soluciones con las que alojamiento y residentes coinciden es la retirada de los bancos de la calle. "Allí se sientan a hacer botellón y la primera copa antes de irse a la discoteca", revela el vecino Manuel Martí. Se trata de una medida que podría ser disuasiva, pero que el distrito de Gràcia no quiere aplicar. "Durante el día también lo usan los residentes, están correctamente en ese lugar", sentencia el ayuntamiento.
Los vecinos han pedido al consistorio más presencia de la Guardia Urbana en la zona y, al albergue, que organice jornadas para explicar las normas de convivencia a los turistas.