La presencia de jeringuillas en la calle a plena luz del día vuelve a poner a los vecinos de la isla Robador en pie de guerra contra el Ayuntamiento de Barcelona. No es la primera vez que denuncian que la heroína ha vuelto al barrio de El Raval, en el distrito de Ciutat Vella, como si de los años 80 del pasado siglo se tratase.
Uno de los vecinos afectados, que prefiere mantener su anonimato, explica a Crónica Global que ha notado un aumento del consumo en la calle Egipcíaques y que se ha instalado un grupo de toxicómanos en los jardines Rubió i Lluch, situados junto a la Biblioteca de Cataluña y por los que se accede a través de la calle Hospital.
Intercambio de jeringas
Informa de que, en el barrio, hay dos puntos en los que acuden a pincharse: la narcosala Baluard, situada en el CAP (Centro de Atención Primaria) Rec Comtal del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i el Born; y el Centro de Reducción de Daños (CRD) de la calle Robadors.
“En la primera los cuidan más, por así decirlo. Pero en el CRD les dan una jeringuilla nueva a cambio de otra usada, para que no las dejen en la calle, pero también les dan dos más aparte de la de intercambio”, argumenta. Algo que no acaba de tener sentido si lo que se pretende es que no se desprendan de las utilizadas en cualquier esquina.
Contra el CRD
Los vecinos se preguntan por qué no cierra el CRD si el próximo octubre está previsto que la narcosala Baluard se traslade al Centro de Urgencias de Atención Primaria (CUAP) Perecamps, en el mismo distrito de Ciutat Vella.
La coordinadora del local donde acuden los toxicómanos en la calle Robadors, Anna Altabàs, defiende que el funcionamiento es adecuado. “Tengo constancia de que los vecinos no nos quieren”, responde a este medio a la pregunta de posibles quejas de los barceloneses. “No se han cortado en decírnoslo directamente. El otro día en una reunión, sin ir más lejos”, añade.
Se trata de un local que pertenece a la fundación Àmbit Prevenció y que acoge programas de la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y otras administraciones. Abre de lunes a viernes durante todo el día y ofrece a los usuarios atención sanitaria y social, además de calor y café.
Intervenciones policiales
Los habitantes de la calle Robadors lamentan que sea un habitual la convivencia con compradores de droga y conocen perfectamente los números en los que se suministra. En algunos ya ha intervenido la policía, pero no soluciona el problema: “Solo consiguen que se queden sin clientes temporalmente, se quema ese piso pero buscan otro y vuelven a empezar desde allí”, dice un vecino.
Por ese motivo, piden que se cambien los protocolos de intervención para que se acabe realmente con el problema y no se convierta en un peligro el simple hecho de caminar por la zona con niños.