Los robos con violencia en domicilios en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) han descendido por primera vez en un largo periodo de tiempo. Los últimos datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior apuntan a un descenso del 17,5% en el primer trimestre del año. Los vecinos han recurrido la seguridad privada.
De enero a marzo de 2017 se han cometido 156 allanamientos, mientras que en el mismo periodo de 2016 la cifra fue de 189. Empiezan a notarse las medidas que anunció el consejero de Interior, Jordi Jané, hace un año, cuando se comprometió a poner una especial atención en la localidad vallesana y a destinar un operativo específico, pese a que no especificó en qué consistiría.
Cámaras de vigilancia
El presidente de una de las asociaciones de vecinos de Sant Cugat, Jordi, ha explicado a Crónica Global que los habitantes del municipio están “muy contentos, porque desde Navidad las cosas van mucho mejor”. Argumenta que se han tomado medidas como el sistema de control de cámaras de vigilancia en los accesos a algunos de los barrios más afectados por los robos.
Sostiene, también, que el modo de patrullaje de la policía también ha cambiado, pese a que no puede concretar bien por qué: “Han cambiado el modus operandi, pero no han puesto más policía”.
Esa falta de efectivos policiales es una de las principales reivindicaciones de la oposición, como el Partido Popular del municipio. Su portavoz, Álvaro Benajam, informa a este medio de que las medidas de vigilancia fueron intensivas en un primer momento. Pusieron vigilancia en todas las rotondas y funcionó.
Figura del sereno
Sin embargo, señala que el descenso de los robos con violencia en domicilios registrado actualmente se debe a la seguridad privada que han contratado los vecinos de varios barrios, sobre todo los más castigados por la presencia de ladrones.
Es en esas zonas, en las que abundan las torres y las casas unifamiliares y eran más intensos estos delitos, donde continúa la vigilancia privada. “Es un vigilante que actúa como un sereno. Trabaja de noche y a la mínima que ve algún coche sospechoso, avisa a la policía”, explica Benajam.
Los informes de las intervenciones de este trabajador privado desvelan que, en los primeros meses, tuvo que llamar a los Mossos d’Esquadra “más de 30 veces”. Pero continúa vigente el déficit de agentes de la Policía Local y de la catalana en la localidad. Y con el verano llegan las vacaciones y, por consiguiente, la intranquilidad que conlleva marcharse y dejar la vivienda vacía, aunque sea solo por un fin de semana.