Escribir un texto con una o varias faltas ortográficas empieza a ser la tónica habitual. Las tildes son las faltas más cometidas por los españoles. Entre las más comunes también están el uso incorrecto de “haber” y “a ver” o bien “hay”, “ahí” y “¡ay!”.
Aunque “yendo” y “llendo” o bien “halla”, “haya”, “aya” y “allá”, tampoco se quedan atrás. Para combatir estas faltas, nace Walinwa, un innovador método educativo que aplica las nuevas tecnologías a la ortografía.
Se trata de una plataforma novedosa que ofrece sesiones personalizadas de entre 10 y 15 minutos en las que el alumno avanza dependiendo de su evolución, edad y temario académico. Cada frase usada en el proyecto está extraída de obras literarias españolas de todos los géneros, por lo que también fomenta el conocimiento de libros y autores.
Huir de la monotonía
“Los más interesados en este proyecto son los colegios”, explica una de las fundadoras de Walinwa, Virginia Ricoy. “Ellos son los que se enfrentan a libros aburridos y los que no están encontrando herramientas demasiado repetitivas”.
“Muchas universidades quieren hablar con nosotros porque la ortografía es un problema que persiste aunque no tenemos experiencia de momento en este campo”, detalla.
¿Quiénes son los culpables?
“Se intenta trabajar con la memoria visual del niño para que pueda visualizar palabras consideras complicadas, que lleven b/v, g/j, ll/y, hache, x/s, cc/c”. De todas formas coincide en que “al final ocurre como nos pasaba antes, que teníamos que ver la palabra escrita para ver cómo suena mejor”.
“Con las redes sociales nos comunicamos mal, nos terminamos liando y al final no sabemos diferenciar”. “Hay demasiadas faltas de ortografía a nuestro alrededor”.
Motivar a los niños
Destacan la individualización: “El método avanza o retrocede con el niño”. “El niño puede manejar perfectamente las palabras con b o v y no ser capaz de acertar con la g y la j”. “El sistema analiza las sesiones de cada niño, y en los temas en los que sean más positivos los avances subirá el nivel”. “Si en algunas va más despacio, el sistema bajará el nivel hasta que el niño recupera la confianza”.
Pero, ¿y el atractivo de todo esto? La respuesta está en la jugabilidad del sistema. “Teníamos que motivar a los niños con walinwos, monedas que se obtienen cuando se avanza”. “Esto les permite participar en juegos con puntuaciones entre compañeros, sin explotar demasiado la competitividad”.
“Los alumnos están bastante motivados”. “Nuestro reto ahora es que durante el fin de semana lo sigan haciendo también en sus casas”, zanja.