Las dolencias y malformaciones relacionadas con las partes íntimas de las personas suelen sufrirse en silencio. Igual que el vaginismo o la vaginoplastia preocupan a las mujeres, ya sea por estética o por salud, hay anomalías presentes en los varones y de las que poco se habla.
Una de ellas es el hipospadias, una desviación genética que afecta a entre 2 niños y 8 niños de cada 1.000 recién nacidos. Se caracteriza porque la abertura de la uretra no está en la punta del pene: puede llegar a estar en el cuerpo del miembro o en el área de unión del órgano viril y el escroto.
Esta malformación, como puede deducirse, acarrea problemas que varían según el grado de curvatura del miembro masculino. La dificultad puede hallarse en controlar y direccionar el chorro de orina o en la incurvación del pene durante la erección. Asimismo, también disminuye la fertilidad y surgen otras problemáticas de tipo psicológico, como la “vergüenza causada” por la apariencia del “prepucio encapuchado”, según explica la cirujana plástica Patricia Gutiérrez a instancias de Crónica Global.
Urología o cirugía plástica
La cirugía no es necesaria si el defecto no afecta a la micción normal estando de pie, la función sexual o el depósito de semen. En todos los demás casos, el hipospadias se interviene por urología o, en ocasiones, por cirugía plástica.
La operación tiene lugar antes de los dos años de edad. En el pasado, no obstante, esta anomalía permanecía sin tratamiento. Esto significaba dejar sin resolver muchos problemas de infertilidad cuya causa era el hipospalias. “Es infrecuente que hoy lleguen casos a la edad adulta”, sostiene Gutiérrez.
Tipos de hipospadias
Los diferentes tipos de hipospadias son el de tipo balánico, que es cuando “la uretra se abre en el glande pero cerca del surco balanoprepucial”; el peneano, que se sufre cuando “la uretra se abre en el cuerpo del pene”, y el peneoescotral, cuando “la uretra se abre en la unión del pene y del escroto”, añade la doctora.
El doctor Enzo Palmintiero explica en su blog que existe “una familiaridad que está estimada en el 20% de posibilidades” de encontrar la misma patología en otro miembro de la familia.
Las formas graves --y aisladas-- de hipospadias del escroto o del perineo pueden esconder una condición de ambigüedad sexual. En este caso, es oportuno realizar un mapa de los cromosomas con determinación del sexo real antes de realizar la eventual reparación.