El tabaco de liar está de moda. Cada vez son más los consumidores que optan por hacerse sus propios cigarrillos. Existen varios factores que contribuyen a prolongar esta tendencia, como el precio más bajo en comparación con los cigarrillos manufacturados, la creencia de que son menos perjudiciales y el entorno social.
Si bien el consumo de tabaco, en general, ha disminuido en los últimos años, las preferencias de los consumidores han cambiado. En concreto, lo hicieron durante la crisis y, con la recuperación, se mantienen. Y los millennials son los que han impulsado este cambio.
“La desnormalización del consumo, las leyes sobre espacios sin humo y la consciencia del daño que causan a la salud son algunos de los factores que contribuyeron a una reducción del consumo de tabaco durante la crisis”. Así lo explica Francisca Sureda, profesora de la Universidad de Alcalá (Madrid).
Sureda es autora principal de un artículo sobre el consumo de tabaco, elaborado a partir de un estudio financiado por el Instituto Catalán de Oncología (ICO) y dirigido por el profesor Esteve Fernández, que muestra una disminución del consumo entre 2004 y 2012, cuando los fumadores pasaron de representar el 26,6% de la población al 24,1% del total.
Evolución del mercado
La proporción cambió también en esos años, aunque ahora la tendencia se mantiene. Según datos del Ministerio de Hacienda, del que depende el Comisionado para el Mercado de Tabacos, las ventas de cigarrillos tradicionales en España disminuyeron de 11.600 millones de euros en 2008 a 10.300 millones facturados el año pasado. En el caso del tabaco de liar, en cambio, se ha registrado un aumento.
En 2016, las marcas ingresaron 1.000 millones de euros, mientras que la cifra en 2009, los primeros datos disponibles, no alcanzó los 400 millones. Las compañías también lo han notado. Winston (JTI) y Marlboro (Philip Morris), por ejemplo, han duplicado sus ingresos en España por la venta de tabaco de liar entre 2012 y 2016, tal y como muestran los datos del ministerio.
Un consumidor lía un cigarrillo con tabaco de picadura / EFE
Diferencia de precios
El precio de los cigarrillos manufacturados llegó a ser un 50% más elevado que el del tabaco de picadura, por lo que se empezó a popularizar, sobre todo, entre los jóvenes. Es por los impuestos, tal y como explican fuentes del grupo Altadis, que comercializa marcas como Fortuna, Ducados y Nobel.
Y es que el tabaco es el producto con más tasas especiales, que pueden llegar a suponer un 80% del coste final. Son tres los impuestos que lo gravan. Aunque son los mismos, el gravamen es mayor en el caso de los manufacturados, lo que encarece el coste final del producto. Los autores del estudio se quejan de esta diferencia: “No tiene sentido, los impuestos se tendrían que equiparar”, considera Sureda.
Falsas creencias
“La composición de ambos tipos es muy similar; uno de nuestros objetivos es que la experiencia para el consumidor sea lo misma”, indican desde Altadis. Este es precisamente otro de los factores que han contribuido a aumentar el consumo de tabaco de picadura en detrimento del manufacturado: la creencia extendida de que es menos perjudicial para la salud.
Francisca Sureda coincide en ello y explica que una de las conclusiones de su estudio es que no existe tampoco una diferencia entre el número de cigarrillos que consumen ambos tipos de fumadores. “Al final, los consumidores absorben la misma cantidad de sustancias perjudiciales”, sentencia.