El wifi de la ciudad de Barcelona se ha convertido en un negocio para algunos.
En diciembre, Crónica Global informó de la existencia de carteles pegados en las farolas y postes del paseo de la Zona Franca en los que el autor ofrecía las contraseñas del wifi público tras hackearlo. Ahora, cuatro meses después, anuncios similares con la misma oferta pueden encontrarse en barrios como Vilapicina y la Torre Llobeta, justo en el otro extremo de la ciudad.
Más barato
Este nuevo pasquín tiene, sin embargo, algunas diferencias con el anterior. Para empezar, la imagen de presentación es más elaborada, lejos del blanco y negro del cartel original: el servicio de hackeo se ofrece a todo color, lo que lo hace más atractivo.
El número de teléfono móvil tampoco es el mismo, pese a que el autor invita a quien le interese contratar sus servicios a contactar con él de la misma forma: mediante WhatsApp.
El precio también se ha reducido notablemente y ha pasado de costar 40 euros a solo 29 euros en un solo pago. Lo que se mantiene exactamente igual es la garantía: dos años.
Garantía de dos años
El modus operandi de este tipo de hackeo consiste en que el responsable de la iniciativa acude a la vivienda de quien le requiere, comprueba las conexiones públicas que el usuario tiene alrededor, le da las contraseñas y cobra por ello.
Para tranquilidad del pagador, si las redes fallan, se compromete a regresar al hogar ofreciendo una garantía de dos años, volver a abrir las redes y promete no volver a cobrar por ese último servicio.
El ayuntamiento lo desconoce
Se trata de una estafa de la que el Ayuntamiento de Barcelona no tiene conocimiento. Según ha explicado una portavoz municipal a este medio: “No tenemos constancia de que se esté produciendo esta práctica”, por lo que, al menos por el momento, el hacker tiene vía libre.
Según el artículo 255 del Código Penal, será castigado con la pena de multa de tres a 12 meses quien cometa fraude en telecomunicaciones empleando cualquier medio clandestino, alterando las indicaciones o aparatos contadores o valiéndose de mecanismos instalados para realizar la defraudación.
Si la cuantía de lo defraudado no pasa de los 400 euros, se impondrá una multa de uno a tres meses. Suponiendo que el wifi cueste unos 20 euros al mes, debería piratearse durante más de un año y medio para alcanzar la cifra de 400 euros, por lo que la sanción resulta relativamente baja.