La diferencia entre Hollywood y el cine español es que el infarto de Antonio Banderas (56) trascendió cuando el actor ya estaba fuera del hospital londinense en el que se le implantaron tres "stents" en las arterias coronarias mientras que el ataque al corazón de José Coronado (59) se supo nada más entrar el actor en el hospital de la Princesa, ayer por la tarde. Coronado estaba en su casa cuando sintió un fuerte dolor y llamó a un ambulancia. Es lo propio del protocolo de estos casos. Nada que ver con el fulano que en pleno ataque se fuma un cigarrillo mientras espera que pase un taxi para ir al hospital.
Está por ver si Coronado experimentará los cambios de su colega Banderas, que se está pegando un hartón de atender entrevistas sobre el suceso coronario y la Semana Santa de Málaga. La penúltima, para el programa de Univisión "El gordo y la flaca". Contó a la periodista Tanya Charry que la “única persona” que le acompañó en el quirófano fue la Virgen, en concreto la de las Lágrimas y Favores, de la que es cofrade y a la que ha cumplimentado estos días ataviado con lo que muchos turistas creen que es el uniforme del Ku Klux Klan.
A decir de los entendidos, con el paso del tiempo Coronado se ha convertido en un notable actor y Banderas no ha superado aquel "¡Que estoy muy loco, hostias!" en Átame de Almodóvar. Claro que el malagueño cuenta con la ayuda extra de una Virgen. ¿Y los cirujanos que la abrieron y cerraron? Estos se deberían aplicar el cuento del doctor Tenas, del que es fama que retiraba todas las cruces, santos y velas de las habitaciones de sus pacientes con el inapelable argumento de que si se curaban darían las gracias a Dios en vez de a él.
Que se tenga constancia, Coronado no tiene pareja conocida, cosa con la que en su estado se evita marrones y emociones. Banderas, por contra, se ha dejado ver esta Semana Santa con su novia Nicole Kimpel, su hermana melliza y los padres de las criaturas en la ciudad andaluza. Entre medias, su exmujer, Melanie Griffith, ha publicado en Instagram un vídeo con imágenes de la Semana Santa y el título "Gracias, Antonio". La tesis oficial es que son una expareja bien avenida, pero hay quien observa una aproximación singular tras la angioplastia divina.
Jorge Javier Vázquez enseña el culo en Nueva York. No es que haga un calvo en el aeropuerto tras la retención preventiva que sufrió, sino que posa en atrevida instantánea en una habitación de un hotel de la Gran Manzana. A Jorge Javier y su pareja P. (Vázquez se guarda su privacidad con el mismo celo que indaga en la de los demás) les echaron el guante en la aduana durante un rato. En su blog de lecturas el showman relata parte del suceso y que con P. siempre les pasa. Ahí lo deja, a la imaginación y los prejuicios del lector. Por otra parte, es la típica "novatada" fronteriza que sufren miles de personas al mostrarse nerviosas en la cola porque no están acostumbradas al trato indiferenciado. Lo mismo le pasó hace diez años a Ramón Calderón, expresidente del Real Madrid. La excusa fue y suele ser que el nombre del pasaporte coincide con el de algún narcotraficante en búsqueda y captura.