A la Guardia Civil sólo le queda un nombre por identificar. Se trata del que corresponde con el pseudónimo Jordi, un nombre en clave que el imputado Josep Manuel Bassols y el dueño de la constructora Oproler, Sergio Lerma, habían convenido para referirse a uno de sus enlaces con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) sin dejar rastro.
Según el análisis que la Guardia Civil ha hecho de la documentación recogida en los registros en la sede de la constructora y en los domicilios de Bassols y Lerma, se desprende de forma inequívoca que ambos imputados habían orquestado un sistema de comunicaciones para no dejar rastro de sus contactos, visitas o conversaciones con sus “hombres de confianza” dentro de CDC.
Cruce de datos
La Guardia Civil ha cruzado los datos de los correos que Bassols y Lerma intercambiaron con sus respectivas agendas y el resultado apunta que, efectivamente, se cambiaron los nombres de los dirigentes de CDC para evitar que dichos mensajes fueran interpretados en caso de ser interceptados.
Por lo que respecta al alias Gregorio, la Guardia Civil afirma: “Hasta el momento, y relacionado con la garantía de confidencialidad otorgada por parte de los empresarios de la mercantil Oproler sobre la identidad de Germà Gordó, vemos que todo ello se encuentra basado en la intervención de este último respecto a licitaciones, que previsiblemente serían de obra pública vinculada a la Generalitat de Cataluña, donde en atención al periodo donde trascurren las citas y las gestiones comerciales, el señor Germà ostenta cargos vinculados con la Generalitat”.
Todos menos uno
La Guardia Civil concluye también que “a la vista de todos los datos que se han puesto de manifiesto en la presente diligencia, se puede concluir, sin albergar duda alguna, que el nombre en clave de “Antonio tiene como finalidad la de esconder u ocultar la verdadera identidad de Andreu Viloca”.
De forma similar se pronuncia la Guardia Civil respecto al nombre Fernando: “Sin ningún género de dudas, cuando el señor Bassols se refiere a Fernando, no se refiere a otro que al señor Francesc Sánchez Vera".
La Guardia Civil deja sin resolver un enigma: Jordi, el nombre en clave de otro “conseguidor”, pero cuya identidad, hoy por hoy, es desconocida.