Con gran alarde tipográfico se informa de que el sobrino del Rey ha debutado como torero, ha tomado la alternativa y se ha doctorado en el arte de Cúchares en una sola tarde. Exageraciones. Felipe Marichalar Borbón participó en una becerrada en Toledo en la que escapó vivo de un ternero y posó con una mancha de sangre animal en la mejilla, encodado en el burladero, la mirada sombría de quien comprende el hondo sentido de la copla de Manolete: Si no sabes torear pa qué te metes. Es partidario de la Fiesta que agoniza en España. En la vuelta del calcetín entre Platero y nosotros, ahora, en vez de cabras, se tira a los maletillas del campanario. Y ojo con cortarle el rabo al perro.
Como si no fuera suficiente con enervar la sensibilidad de los amantes de las mascotas, a Felipe, alias Froilán, le han pillado en un "cuidado conmigo que estoy muy loco" a las puertas de una discoteca de Madrid y a las cuatro de la mañana de un “jueviernes”. Un chaval le empuja y le espeta algo así como que no le puede pegar porque su abuelo es el Rey (emérito), pero que si empieza él, o sea Felipe, sería "legítima defensa". Debe estar haciendo pellas en Derecho el pollopera para andarse con esas vainas. Se da por seguro que el cuarto en la línea de sucesión del trono le dijo al futuro togado que era fama la brevedad de su miembro. Lo que es una riña pija, no me toques, no me mires, déjalo ya... en la pantalla amiga de Telecinco.
Su madre, la infanta Elena, y su padre, el duque de Marichalar, quieren que continúe sus estudios en los Estados Unidos, pero al crío le tira España aunque le duela, porque cada paso en falso acaba en pantallazo. Seguro que es injusto, pero tiene edad para saber que no es un jovencito normal y que no está el horno para bollos.
Cae sobre la monarquía la tormenta perfecta. Es la maldición del elefante. Desde la infausta cacería en Botsuana, los Borbón son la familia Murphy y les llueven piedras por todos los flancos. La vida sentimental de don Juan Carlos es más conocida que la de Belén Esteban, sufre en silecio doña Sofía, su hija Cristina suplica el derecho al olvido y se anuncia una biografía no autorizada de cuando doña Letizia estuvo en México. Tiene mala prensa y peor pinta la cosa.
Nunca desde los inicios de la Transición había estado tan en boga la mítica de la república. Felipe VI aguanta firme y recto el chaparrón ya sea en las fotos con Puigdemont, Colau y Junqueras o de paseo nocturno en Malasaña. Por profundo que sea el charco, el Rey sabe estar, lo que es un auténtico logro en los tiempos que corren. Con lo de que haya dos Papas está todo dicho.
La familia del Rey y la maldición del elefante
Felipe Marichalar Borbón, la tauromaquia y de vacile a las cuatro de la mañana. La vida sentimental de don Juan Carlos es más conocida que la de Belén Esteban
18 marzo, 2017 10:29Addoor Sticky