Bajo un rosario de delitos a sus espaldas, el principal empresario del ocio nocturno en Mallorca, Bartolomé Tolo Cursach, ha dormido hoy por primera vez en la cárcel. El juez que investiga las presuntas extorsiones, cometidas bajo el paraguas de la Policía Local y diversas instancias políticas, contra otros propietarios de negocios de la noche decretó el viernes prisión sin fianza para él.
Y lo hizo tras una jornada en la que tanto Cursach, su mano derecha al frente de su imperio empresarial, Bartolomé Sbert, y otro exdirectivo de su grupo y exinspector policial, Antoni Bergas, se negaron a declarar ante el magistrado que instruye estas pesquisas. Indagaciones que, bajo secreto, constituyen tan sólo una parte del macrosumario centrado en las prácticas "pseudomafiosas" --en palabras del juez-- desplegadas por numerosos agentes de la Policía Local para proteger la supremacía del multimillonario promotor.
Delito de homicidio
Cursach, quien durante las últimas décadas ha dominado, prácticamente en exclusiva, la noche isleña, abandonó los Juzgados de Palma directo al centro penitenciario de la capital balear en una imagen que muchos no imaginaban. Sobre él, pesan más de 15 delitos, entre ellos, incluso, uno de homicidio.
De hecho, en el marco de estas diligencias se investiga el fallecimiento de un hombre cuyo testimonio se preveía clave ante la posibilidad de que pudiera arrojar luz sobre la supuesta posesión de material pedófilo por parte de Cursach.
Pero los hechos no finalizan ahí. En su auto de prisión, el juez, Manuel Penalva, le atribuye además la comisión de extorsiones, cohecho, amenazas, coacciones, uso de información privilegiada, pertenencia a organización criminal, delito contra la Hacienda pública, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, corrupción de menores, contra el derecho de los trabajadores, falsedad documental, estafa procesal, aportación de documentos falsos en juicio y tenencia ilícita de armas.
Estas prácticas le habrían servido para mantener, al margen de la ley, el control de la noche, lograr un trato de favor por parte de la Policía mediante una amplia red de informadores y asediar a quienes pudieran ejercerle la competencia.
En la cúspide de un entramado criminal
Tal y como han señalado a Crónica Global fuentes de la investigación, el empresario, dueño de las exclusivas discotecas BCM Planet Dance, Tito's, Riu y Megapark, además de varios hoteles y un conocido restaurante de Palma, Asadito, se ha situado en los últimos años en la cúspide de un entramado criminal dirigido a mantenerle en todo lo alto.
Numerosos testigos han relatado ante el juez y la Fiscalía Anticorrupción cómo agentes de la Policía se personaban un día sí y otro, también en los locales que acababan de poner en marcha para acosarles y amenazarles con sanciones si persistían en que sus negocios prosperasen. En cuestión de pocas semanas y bajo una presión desesperante, estos acababan echando el cierre.
Las prácticas no se limitaban a Palma sino que se extendían a zonas como Calvià. Según uno de los empresarios que, como perjudicados, han prestado declaración en esta causa, cuando intentaba poner en marcha dos establecimientos de ocio nocturno, le advirtieron de que si hacía la competencia a Cursach y "lo hacía enfadar, iba a tener grandes problemas".
Su interlocutor le advirtió de forma más explícita: "Para que lo entiendas, aquí pasa igual que en Son Banya con la Paca, Tolo Cursach es la Paca de la noche", haciendo alusión con ello a la conocida matriarca del poblado de Son Banya.
En cuanto a los otros dos arrestados que este viernes pasaron a disposición judicial, el juez también mandó a prisión sin fianza a Bartolomé Sbert, mientras que en el caso del exinspector de Policía, en libertad con cargos, deberá comparecer cada lunes en dependencias judiciales.