Está en pleno corazón de la ciudad, en el barrio de la Barceloneta, pero para muchos barceloneses pasa desapercibida. Es la Fábrica del Sol, un edificio levantado con criterios de bioconstrucción y en el que trabaja un equipo de expertos en sostenibilidad.
Se trata de un equipamiento de educación ambiental que pertenece al consistorio barcelonés y en el que se realizan actividades dirigidas a toda la ciudadanía, tanto menores como adultos, para concienciar sobre aspectos sostenibles.
Deciden los ciudadanos
Según explica a Crónica Global la coordinadora de la Fábrica del Sol, Anna Dalmau: “Nos enmarcamos en el compromiso firmado por la ciudadanía”, un dossier pionero que recoge las inquietudes de los barceloneses y las propuestas medioambientales.
El documento define diez líneas de actuación: biodiversidad; espacio público y movilidad; calidad ambiental y salud; ciudad eficiente, productiva y de emisiones cero; uso racional de los recursos; buen gobierno y responsabilidad social; bienestar de las personas; progreso y desarrollo; educación y acción ciudadana, y resiliencia y responsabilidad planetaria.
Se trata de un dossier que se renueva cada diez años. “Nos va muy bien porque supera los mandatos políticos, no como el Plan de Actuación Municipal (PAM), que va cambiando”, argumenta.
Ruta a las alcantarillas
El equipo del edificio barcelonés de la ecología por excelencia se divide en cuatro ramas: ayuntamiento, escuelas, empresas y ciudadanos. Cada una se dirige a un tipo de público determinado al que entregar el mensaje de la sostenibilidad. Y lo hacen, sobre todo, a través de actividades como rutas a jardines, a las alcantarillas o a la fuente de Montjuïc.
“La sostenibilidad es compleja, con una actividad no la abordas”, explica Dalmau. Darse a conocer y llegar al ciudadano es el gran reto, por ahora. Y más desde que el edificio, que es demostrativo y recibe visitas por sus características, está en modo de espera por obras. El Ayuntamiento de Barcelona acaba de aprobar el proyecto de mejora por el que destina un total de 906.471,73 euros, según publicaba recientemente en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona.
Cuenta con un ascensor que calcula el peso de las personas que hay en el interior y utiliza solo la energía que necesita para elevar ese peso. En la sala de actividades, además, hay un pequeño bosque vertical en el que se aprovechan las plantas para eliminar el CO2 de los participantes en los talleres.
Un salto cualitativo
Según la coordinadora de la Fábrica del Sol, “si algo hace mal Barcelona en materia de sostenibilidad es porque está aprendiendo”. Defiende que es una ciudad sin miedo a probar cosas, como gestionar los jardines sin ciertos herbicidas o machacar los árboles de Navidad para reutilizarlos y que no crezcan malas hierbas.
“Que en un Sonar o en un Primavera Sound haya vasos reutilizables es un salto cualitativo”, asegura. “Sostenibilidad no solo es plantar una plantita en tu jardín, se ha llegado a un paso más y la sostenibilidad ya toca temas económicos, sociales y ambientales, no solo el verde”.