"Sentí mucha violencia". Así lo explica Tehja Genard, la joven agredida verbalmente por niños del colegio Viaró de Sant Cugat del Vallès (Barcelona). La avalancha de vejaciones ocurrió durante 30 minutos a bordo de un convoy de los Ferrocarriles de la Generalitat. Tras el triste episodio, que ha acabado con la expulsión temporal de tres jóvenes –también deberán realizar cursos sociales– la joven lamenta que no se tomen medidas de calado pese a que le llamaron "negra de m***". Tras su valiente denuncia pública, ha accedido a hablar con Crónica Global.
-Tehja, ¿cuánto hace que vives en Barcelona?
-Tengo 20 años y hace 19 que resido en Barcelona. Mi padre es belga y mi madre es de la ciudad. Soy masajista y mi familia es mixta.
-¿Qué te ocurrió?
-Yo cojo el tren en Sabadell a las 16:22 horas. Casi siempre es el mismo. En la parada de Sant Joan, suben habitualmente los niños de la escuela Viaró. La semana pasada estaba sentada leyendo y escuchando música. Se sentó un grupo de seis niños a mi alrededor. Y empezaron los insultos.
-¿Insultos racistas?
-Empezaron mirándome, provocándome. "Mira esta negra", "Yo soy racista" y otras lindezas. Pensé que se cansarían. Pero pasaron 10, 15 minutos, y seguían. "Puta negra", "Mírala", "Seguro que la ropa que lleva cuesta un euro".
-¿Nadie les interrumpió?
-Había uno de ellos que insinuó que en casa le decían que todos éramos iguales. Le dirigí una mirada de agradecimiento. Le reprobaron su actitud y le invitaron a dejar el grupo. "Si piensas así vete con los otros", le dijeron.
-¿Y el resto del vagón?
-No. Algunos escuchaban música, otro leían. Quizá no lo oyeron. Un chico me miraba y sabía lo que estaba pasando. Pero nadie lo paró. Esperaba un poco de ayuda, la verdad. Pero ví que no.
-¿Cómo te sentiste?
-Sentí mucha agresión, mucha discriminación. Fue muy violento. Nunca me había encontrado una situación así. No me lo esperaba. La palabra, creo, es violento.
-¿Qué te pareció que fueran niños tan jóvenes?
-Que no eran ellos los que hablaban. Puedo entender que a los once años uno quiera molestar, llamar la atención, ser rebeldes. Lo entiendo perfectamente. Pero luego está la ideología, lo que les inculcan en casa.
-¿Desde la agresión, has tenido algún contacto con la escuela?
-Me han llamado esta mañana (por ayer) para pedirme disculpas, pero nada más. Les he preguntado por si tomarían medidas, pero me han dicho que esto era asunto de la escuela.
-¿Cómo ha reaccionado tu familia?
-Muy orgullosos. Siempre me han apoyado. Me han dicho que no me guarde nada. Si hay reacción, mejor. Si no, pues ya lo has dicho. Han visto que había reacción y que la gente se ha indignado.
-¿Qué ha pasado desde la agresión?
-He recibido decenas de mensajes de apoyo. De una chica discapacitada y de otra mucha gente. Me han felicitado por haberlo dicho y, así, hacerlo público.
-¿Qué le dirías a otras personas que sufran o hayan sufrido racismo?
-Que lo más importante es hablar. Que usen los medios de comunicación, como yo he hecho. Porque en algunos países ya no se puede hacer ni eso. Debemos estar agradecidos de tener esa herramienta. Que alcen la voz. Que griten y lo digan. Que no se lo guarden ni se encierren. Gente que les apoye seguro que la habrá.