"Hoy hay más drones que hace 15 días", reconocen los Mossos d’Esquadra. El aumento masivo de estos aparatos teledirigidos, regalo estrella de la campaña navideña, tiene en alerta a las autoridades. Un incremento tan repentino que no es cuantificable ni controlable. La legislación sigue en el aire.
"Los drones son aeronaves, eso es lo importante. Y su popularidad obliga a las autoridades a darles un trato especial y a crear normativa específica", explica el presidente de la Federación Aérea Catalana (FAC), Héctor Rodríguez.
Normas desconocidas o ignoradas
"Los gobiernos hace tiempo que usan drones, entendidos como un avión que vuela sin piloto", recuerda Rodríguez. Desde que los emplean también las compañías privadas, se ha regulado el uso comercial. En España existe una primera normativa de 2012, y en la actualidad hay un borrador en trámite. Los aparatos han de estar registrados y contar con licencia.
Pero el problema reside en el uso recreativo o lúdico, donde el desconocimiento y la despreocupación llevan a la imprudencia. "Al levantar cualquier aparato del suelo, se entra en el espacio aéreo, y entonces hay normas que cumplir”, señala Rodríguez. Las reglas incluyen no hacer volar el aparato en zonas urbanas, aglomeraciones o cerca de aeropuertos y aeródromos.
Fotos y carreras
Los drones a menudo incorporan cámaras potentes. La obsesión por conseguir la imagen más impactante hace que los propietarios de estos artefactos ignoren las normas, según Rodríguez.
Ya se han producido situaciones de peligro en el aeropuerto de El Prat, cuando drones se han acercado demasiado a las turbinas de un avión en la pista de despegue. También existe riesgo al tratar de conseguir imágenes aéreas de eventos multitudinarios.
A efectos deportivos, "los drones se han incluido en el aeromodelismo", especifica el presidente de la FAC, que ahora debe rendir cuentas por este nuevo aparato. Éste solo se puede regir bajo una normativa que les queda pequeña: la de aviones o helicópteros de radiocontrol. Pero con el boom de estas navidades, la federación se ve "sobrepasada" por el alud de aparatos que no acuden a registrarse.
Anticiparse a los accidentes
Las competiciones ilegales son otro peligro. "Las carreras de coches se producen en la vía pública y podemos regularlas. Pero para el aire no hay una legalidad concertada sobre la que podamos actuar", señalan los Mossos, que lamentan la falta de herramientas.
Guardia Civil, Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana. Las autoridades se respaldan en el Código Penal para actuar. Pero también están limitadas por éste. Las fuerzas del orden actuarán en caso de acto delictivo, ya sea por un uso imprudente o malicioso del dron. Por lesiones, por homicidio, acoso, vulneración de la privacidad, etcétera. Pero entonces ya será demasiado tarde. Solo una legislación proactiva, que regule las normas del juego, conseguirá hacer de una sociedad en la que vuelen drones, un lugar seguro.