Don Quijote y su caballo Rocinante; la Máscara; el mítico vaquero; el hombre invisible o el buda que se sostiene, incomprensiblemente, en el aire mediante un fino palo apoyado en el suelo. Son solo algunas de las emblemáticas estatuas humanas que forman parte del atrezzo habitual de Las Ramblas de Barcelona desde hace décadas.

Sin embargo, tan históricos son sus atuendos como sus desavenencias con los equipos municipales de cada mandato. En julio pasado, el colectivo de figurantes se afilió al sindicato CNT para luchar contra lo que denominaron “censura de Ada Colau”. Un gesto inaudito hasta la fecha.

Arrinconados

Ahora vuelven a la carga y protestan por el destierro al que les ha enviado la alcaldesa de Barcelona. Según ha explicado a Crónica Global Walter, el presidente de la Asociación República de las Estatuas Humanas de Las Ramblas, la alcaldesa ha descartado el proyecto de los artistas de calle y firma la misma normativa que el convergente Xavier Trias, “impuesta sin el consenso de los artistas y vecinos y con la oposición de la Síndica de Greuges”.

Los figurantes sostienen que la situación favorece a los lobbys empresariales por la celebración de eventos como el Tast a La Rambla, un acontecimiento gastronómico que provoca que los artistas callejeros no puedan trabajar durante los 15 días que dura. Lamentan, además, que Colau les arrincone a la zona “inhóspita” de Santa Mónica, donde caben solo cinco estatuas y el ayuntamiento coloca a 15.

Diálogo constante

El consistorio, por su parte, afirma que se está manteniendo un diálogo permanente con todas las estatuas para alcanzar una fórmula que agrade a todos. Una portavoz municipal ha informado a este medio que no hay ningún documento aprobado ni decisión cerrada.

“Lo único que hemos dicho desde un principio es que el actual gobierno municipal no contempla el traslado de esta actividad”. Se quedan, por tanto, en Santa Mónica, como decidió el equipo de Trias.

Ciudadanos normales

“No pueden decir que no les hemos tenido en cuenta porque estamos todavía en diálogo con ellos para que puedan hacer aportaciones”, sostienen las mismas fuentes, y añaden que, como el resto de ciudadanos, contarán con el periodo de exposición al público para poder hacerlas una vez aprobada la normativa.

El Ayuntamiento de Barcelona se muestra firme en aspectos como el Tast a La Rambla y asegura que su obligación es velar por una explotación económica equilibrada del espacio público. “Y La Rambla es una vía muy solicitada por diferentes colectivos”.