A las niñas Leonor y Sofía, princesa e infanta respectivamente, no hace falta decirles que los reyes son los padres porque aún están en la edad de creer y no sabrían qué pensar de una revelación de tal naturaleza ya que sus progenitores no son magos, pero sí reyes. Aun así, Felipe VI en concreto ejerce de monarca, pero también de paje ayudante y a eso se dedicó el pasado día 4 por la tarde en El Corte Inglés de Pozuelo de Alarcón.
En la revista Semana de esta ídem se ufanan en presentar a los lectores la exclusiva de la tarde libre de don Felipe vestido de paisano sin corbata. "Escapada de compras sin Letizia" titula la publicación, como si el Rey de España se hubiera fugado a adquirir tranquilo cartuchos para la escopeta, cepos para osos, munición para elefantes, unas cajas de Ribera de Duero y unas botas de montar, por ejemplo. Eso es lo que se hubiera pensado de su padre, don Juan Carlos, quien tras una tarde así habría rematado en donde Adolfo Suárez (la Moncloa) para pedir unos huevos fritos con chorizo y bajarse una botella de Rioja.
Pero los tiempos cambian y es un secreto de Estado si a don Felipe le van las monterías o es más de pasear al gato. Así que la "escapada" no fue nada de lo que sea mejor no hablar, sino todo lo contrario. Su Majestad compró un robot de juguete y tres puzzles en plan 3D de la carabela Santa María, la catedral de Santiago y el Taj Mahal. Todo muy educativo porque o las niñas pasan de barbies, pototitos y cocinicas o sus padres están en el rollo de los juguetes unisex y educativos.
Desde luego, un niño/a con una caja, un palo y una cuerda tiene poco que envidiar de las hijas de los reyes. En materia juguetera, se entiende. Y es que lo de la monarquía parece muy fácil desde la barrera, pero es una cabronada de oficio. Este mismo sábado sin ir más lejos, mientras el noventa por ciento de los Homer Simpson españoles se maceran a cuescos en el sofá de mirar el plasma, Felipe VI está en Arabia Saudí velando por los intereses de la economía española. Su misión es la de conseguir para Navantia el contrato de construcción de cinco corbetas de la armada saudí. La de Homer, allegarse otra birra. No hay color.
Como decía el otro día Jesús Mariñas, "pobre don Juan Carlos". Estaba el cronista en el plató de "¡Qué tiempo tan senil!", el programa de María Teresa Campos, para celebrar el 79 cumpleaños del exrey y lo que se pretendía un homenaje acabó en una acalorada discusión de mesa camilla sobre la Familia Real aliñada por los comentarios de Pilar Eyre y Jaime Peñafiel. Según Eyre, doña Letizia impide al abuelo ver a sus nietas.
Peñafiel sostuvo por su parte que don Juan Carlos no está con doña Sofía (ustedes ya saben) desde 1975 y que quiso pedir el divorcio en 2012.
En cuanto al puzzle del Taj Mahal, viene al pelo la historia del marajá de Kapurtala, a quien los madrileños apodaron el maragato de Compostela cuando visitó Madrid para la boda (1906) de Alfonso XIII con Victoria de Battenberg. El maragato se enamoró de la bailarina Anita Delgado. Valle Inclán se encargó de la correspondencia del bellezón andaluz con el marajá al punto de comisionar a un pintor vasco francés de apellido Oroz para que hiciera de intérprete de Delgado en Kapurtala. De regreso el pintor, Valle Inclán preguntó por la boda. "Muchos elefantes, muchos arqueros, Anita muy guapa", dijo Oroz y no añadió más, según las memorias del periodista Mario Verdaguer en el volumen Medio siglo de vida íntima barcelonesa.